Asun Pau, voluntaria en defensa del bienestar animal

“Me trajo aquí no soportar el sufrimiento ajeno”

 En Entrevistas
Asun Pau, a la derecha, junto a otras personas de la organización. Foto: S. Bergman

Por Coché Echarren

Asún Pau lleva casi tres décadas defendiendo el bienestar animal. Transmitiendo a la sociedad que no somos la única especie con derechos sobre este planeta. Aunque esa sensibilidad anti-especista la ha acompañado siempre, la implicación activa en la defensa y protección de los animales comenzó hace 25 años. Por aquella época, compaginaba su trabajo como psicóloga especializada en menores con el voluntariado animalista. Desde entonces, se han vivido grandes cambios. Algunos que ella misma ha promovido desde su voluntariado y que hoy van calando de forma positiva en esta sociedad.

“Recuerdo el día en que se firmó el acuerdo de “sacrificio cero” .  Yo estaba presente en este gran logro. Fue imposible no emocionarse”. Antes de ese día de 2016, Asun Pau había había visto mucho sufrimiento.  “En Madrid era especialmente complicada la situación de los gatos de la calle porque son animales que no pueden darse en adopción”. Ella y una de sus vecinas, de la forma más inmediata y casera, comenzaron una labor que al principio consistiría en alimentar gatos y, poco a poco, iría convirtiéndose en algo más grande. “Pronto nos dimos cuenta de que si queríamos protegerlos debíamos esterilizarlos”.  Actualmente, Asún pertenece al equipo coordinador de la Mesa de Bienestar Animal de Fuencarral-El Pardo, forma parte del colectivo Barriogateras,  y está  comprometida con la ayuda diaria a los animales que viven en las calles.

¿Qué te llevó a iniciar este compromiso?

Pues me trajo aquí el sentimiento de no soportar el sufrimiento ajeno cuando además es perfectamente evitable. No querer ni poder mirar hacia otro lado ante la injusticia y las situaciones de vulnerabilidad extrema. No solo se dan en los animales pero sí es una forma especialmente permitida.

¿Cómo definirías la situación actual ?

Tengo muchas esperanzas puestas en la nueva ley y espero que finalmente entre en vigor sin excepciones para ningún animal. Ahora mismo la situación de los animales abandonados en nuestro país depende de cada comunidad autónoma. El sacrificio no justificado por una enfermedad terminal está prohibido en Madrid desde 2016, – en Barcelona se prohibió hace ya 20 años -, pero en otras comunidades es una práctica habitual. Esta es una de las razones por las que la ley de protección para toda España es fundamental. Y esta ley debe ir acompañada de un manejo ético de la situación y de la obligatoriedad por parte de las administraciones del control de poblaciones de forma ética. Es decir, en el caso de los gatos, de la aplicación del método CER (captura, esterilización y retorno).

 

Un método que resuelve parte de los problemas pero no cubre las necesidades de los animales que viven en la calle

No, claro. La labor voluntaria de las personas que gestionan las colonias felinas, es fundamental. Ellas son quienes se hacen cargo de la alimentación, de los gastos veterinarios, de la captura para realizar el CER… Estas personas han ido evolucionando a lo largo del tiempo, formándose y agrupándose. Sin embargo, y pese a que realizan una labor ardua y comprometida, siguen sin ser reconocidas adecuadamente por la Administración.

¿Qué otros ámbitos relacionados con el bienestar animal se apoyan en la labor del voluntariado?

Las protectoras de animales y los santuarios subsisten gracias a las aportaciones de las socias y socios, pero sobre todo gracias a la labor que realizan las personas voluntarias.

¿Cómo se comporta la sociedad ante la labor de este voluntariado?

El que se realiza con las protectoras pasa desapercibido para la mayor parte de la sociedad. En cambio, en el caso del trabajo con las colonias felinas,  la cosa es diferente: es algo que está mal visto por parte de la población y a menudo las personas que realizan este voluntariado tienen que enfrentarse a situaciones desagradables. En este tema hay dos cosas que han ayudado mucho: la agrupación y las redes sociales. Estas últimas dan visibilidad a situaciones muy duras y reprobables, que antes quedaban silenciadas.

¿Es una actividad en la que el asociacionismo resulta especialmente importante?

Sí, absolutamente. La organización es fundamental por varios motivos. Por un lado porque la gente que ejerce el voluntariado tiene una vida como la del resto. Es decir, tienen trabajo, parientes que pueden pasar por momentos complicados: atender a menores,  padres a los que cuidar, viajes etc. Es importante contar con respaldo para hacer sustituciones.  Y no solo eso: esas personas, sobre todo mujeres, que ejercían este voluntariado en solitario, de forma clandestina porque era frecuente encontrar rechazo social, tenían que ser verdaderas titanes mentalmente para vivirlo sin acabar teniendo algún problema emocional.

¿En qué consiste vuestra labor?

Las personas que gestionan colonias acuden cada día al punto de alimentación para rellenar recipientes, limpiar, comprobar que todos los animales están bien…. Además deben capturar a los animales no esterilizados para que puedan ser operados y puestos luego en libertad. Este proceso requiere de un trabajo complicado, y de un proceso de postoperatorio. Hay quien hace esta labor en varias colonias.

¿Cómo apoya la administración?

En Madrid el Ayuntamiento da un curso de formación a las personas que se ofrecen a ejercer el voluntariado gestionando colonias.  Y Madrid Salud presta una ayuda clave esterilizando gratuitamente a los gatos capturados de esas colonias. Cuando no era así las voluntarias realmente teníamos las cosas mucho más complicadas y así sigue siendo para mucha gente que ejerce este voluntariado en otras comunidades. Vamos a la cola de Europa donde el CER se lleva practicando desde hace mucho tiempo. En muchas ciudades europeas las colonias felinas llevan protegidas mucho tiempo, entre otras cosas por los beneficios que aporta.

¿Qué beneficios son esos?

Los gatos que han aprendido a vivir en libertad suelen agruparse y formar eso que llamamos colonias. Son grupos territoriales que disuaden a otros animales de acercarse. Su existencia evita la aparición de ratas, otros roedores y cucarachas. Con el control mediante el CER se evita lo que podría ser el lado negativo de su existencia: los maullidos nocturnos o el nacimiento descontrolado de crías. El control y la limpieza de los puntos de alimentación garantiza la higiene del entorno y mantiene la salubridad. Por otro lado los gatos bien alimentados no tienen necesidad de cazar y su peligrosidad para otras especies es insignificante.

¿Qué destacarías de lo que queda aún por conseguir?

La gente debería aceptar que las ciudades no son territorio únicamente humano. Que hay otros seres que conviven con nosotros y de hecho deberíamos estar agradecidos de que así sea. Fuera de España se palpa ese respeto en muchas ciudades. La base de ese civismo está en la educación.

 

 

 

 

 

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