Por Ignacio López
Con pasión y dedicación, como todas las cosas que hace, Paco Tobota ha trabajado toda su vida en el campo, en la agricultura. Desde hace un tiempo, está jubilado, pero se mantiene activo y ocupado en otras tareas que también le llenan. Un día cualquiera le ofrecieron participar en un taller de baile en el Centro Terapéutico EMET Arcoíris que trasladaron cerca de su casa en Montalbán de Córdoba y, junto a su mujer, aceptó la propuesta. Probó la experiencia y le gustó tanto que lleva 13 años haciendo voluntariado con personas que sufren de adicciones. De hecho, hace unos días, en la celebración del 40 Aniversario de la Fundación EMET Arcoíris, Tobota recibió una distinción por su gran implicación social.
¿En qué consiste la actividad que realizas en la Fundación?
Son varias actividades las que realizamos en Fundación EMET. Los miércoles hacemos un taller de baile para personas con problemas de adicciones. Además, ahora estoy colaborando más en un programa de migración. De hecho, ahora voy de camino al aeropuerto a recoger a una mujer inmigrante para llevarla a la Fundación. En esta parte, mi mujer y yo nos ocupamos, sobre todo, de los ingresos. Pero, en ambos casos, trabajamos con mujeres.
¿Por qué decidiste hacer voluntariado?
Era una cosa que nunca me había planteado. Nos llamó la coordinadora del voluntariado de la plataforma en Montalbán y nos propuso participar. Pensamos que era buena idea probar… Y la experiencia nos encantó, cada vez queríamos ayudar más.
¿Qué es lo que más te gusta de ayudar a las demás personas?
Me encanta ver su expresión alegre durante las actividades. Normalmente tienen cara de preocupación, miedo, tristeza o la mirada perdida. Durante el taller se divierten y olvidan todos sus problemas, sacar una sonrisa me llena de satisfacción y felicidad.
El consumo de drogas es un asunto de salud pública, ¿a qué crees que se debe el estigma hacia las mujeres en este tema?
No sé por qué la sociedad las etiqueta de diferente manera que a los hombres, se le culpa más a las mujeres sin ningún motivo. Es una realidad que existe en la actualidad. Por ejemplo, mi mujer y yo cuando vamos de paseo con ellas, la gente nos mira mal, como si estuviesen juzgando sin conocer la situación.
Después de 13 años de voluntario, ¿crees que se han conseguido avances con las mujeres que han participado en vuestras actividades?
En mi opinión sí se han conseguido. He visto mujeres que no podían decir ni una palabra y después de un mes hablaban sin problema, la expresión era diferente y con una mejoría considerable. La mayoría de ellas logran cambiar de manera positiva, pero porque tienen intención y ganas de ello. Por otro lado, hay algunas que si llevan alrededor de 25 días y no hay una mínima mejora, es porque no quieren. La mayoría hace el esfuerzo para tener una vida mejor.
¿Cómo animarías, desde tu experiencia, a que las personas hagan voluntariado?
Mi mujer y yo hemos animado a varias personas a que lo intenten. Por ejemplo, han llegado algunos profesores y les hemos aconsejado para que den clases particulares. Además, de alguna manera, les hemos trasladado la experiencia tan buena que hemos tenido ayudando a todas estas personas.