María José Juanes, directora de la Plataforma del Tercer Sector

«Hay que incentivar la diversidad y hay que poder dialogar»

La mujer que gestiona la PTS salta de un tema a otro, con los ojos brillantes y una amplia sonrisa. Conserva la ilusión intacta. Cree en lo que hace y es lo que transmite cada mañana; en su día a día.

 En Entrevistas, Nuestras Entidades
En la imagen María José Juanes

Por Irene Ortiz

Hace cinco años que entró en la Plataforma del Tercer Sector, desde entonces, ha presenciado multitud de batallas. Ha escuchado demandas, apoyado condenas y asistido a muchas, muchísimas negociaciones. También ha estado en toda clase de pactos y encuentros. Hoy nos explica algunas de esas iniciativas que prometen mejorar la convivencia y, desde luego, las vidas de miles de personas en nuestro país.

¿Cuál es la misión que persigue la Plataforma del Tercer Sector?

Primero quiere defender los derechos sociales, los derechos fundamentales de las personas en situación de vulnerabilidad, no dejar a nadie atrás. La desigualdad en este país va aumentando y no podemos mirar atrás, tenemos que seguir teniendo una mirada cerca a todas aquellas personas que se van quedando en el camino porque todo el mundo tiene derecho a vivir una vida digna y plena. Plena es en todos los sentidos. Entonces el Tercer Sector está ahí, tiene que estar atento.

La plataforma nació en un momento de crisis en el 2008 para tener esa voz unitaria en la incidencia política y dar pasos más firmes. Poder ayudar y arrimar el hombro para trabajar de la mano de la Administración Pública (que son los responsables) para el fomento de los derechos sociales. Es muy importante tener esa voz y cohesionarnos también internamente dentro del Tercer Sector. Es un paso muy importante el que hemos dado con la constitución de la plataforma.

¿Qué actividades lleváis a cabo actualmente para mejorar la cohesión de la sociedad civil?

Intentamos fomentar la participación y crear alianzas en redes. Hay mucha transparencia, mucha información para direccionar, para que podamos informar de nuestras condiciones permanentes, de nuestras asambleas y, a su vez, nuestras redes puedan informar también. Tenemos un Comité de Organización Territorial que demuestra la capitalidad y el músculo en el Tercer Sector a nivel territorial en estos diez años. Nos reunimos una vez al mes y cada cierto tiempo tenemos procesos participativos.

¿Y funciona?

Hemos visto que hay nuevas demandas,  se han creado nuevos comisionados: tenemos un Comisionado de Género, un Comisionado de Sostenibilidad que para la Plataforma del Tercer Sector es fundamental.  Este año se han creado nuevos comisionados como el de Salud y Cuidados, porque también hay que posicionarse ahí como Tercer Sector. Con la pandemia, en dos años, hemos avanzado lo equivalente a diez y eso supone mucha incertidumbre, muchas oportunidades y también muchos riesgos de desigualdades.

A raíz del atentado en la parroquia de San Isidro en Algeciras ha vuelto a tener visibilidad el Pacto de Convivencia del que la PTS forma parte. ¿Qué es y con qué objetivo nació ese pacto?

Nació en 2016. La Plataforma del Tercer Sector estuvo desde el primer momento porque buscaba la prevención en la radicalización violenta y buscaba el diálogo.

¿Cuál es el recorrido de esta alianza ?

Empezamos de cero con mucha ilusión de poder llegar a esta acción cívica, haciendo un pequeño preámbulo para ver qué acciones nos unían y así crear un contexto. Hemos ido haciendo acciones de prevención y sensibilización. Cuando sucedieron los actos del atentado en Cataluña, por ejemplo, vimos adónde puede llevar la radicalización de la violencia.

Luego hemos hecho acciones que han sido interesantes: tenemos un proyecto de ‘El arte de convivir en paz’. Hicimos también una visita a la exposición de Auschwitz cuando estuvo en Madrid, que fue muy importante porque había representantes de todas las confecciones religiosas y la sociedad civil. Lanzamos el mensaje de parar el odio y generar convivencia. Tenemos que ser actores implicados en la defensa de la sociedad plural e inclusiva. Por eso hemos ido dando esos pasos, hemos hecho esas acciones poco a poco. Cada vez vamos aprendiendo más. Al principio cuesta ir adaptándose a este lenguaje, pero con los años va siendo más fácil.

¿Habéis mejorado o redirigido el ‘modus operandi’ del Pacto de Convivencia tras el suceso?

No; nos reunimos una vez al trimestre.  No cuando haya un acto de violencia extrema o un atentado. El Pacto de Convivencia se va reuniendo a lo largo del año, varias veces y así vamos avanzando, detectando dónde está el problema a erradicar. No es fácil porque el Pacto de Convivencia apenas tiene financiación.

Vamos haciendo este trabajo poco a poco. Cuando ocurren este tipo de actos es importante visibilizar y sensibilizar socialmente. Tenemos que creer en que es posible prevenir y en la convivencia en la diversidad.

Al final, en un país o en una comunidad multicultural como es España, es muy difícil que no existan conflictos porque hay un choque de culturas, creencias y costumbres. Entonces, ¿una sociedad sin odio ni racismo es una utopía o es posible gracias a este tipo de pactos?

No tenemos una varita mágica.  Quiero decir que una cosa son las opiniones diversas, la libertad de expresión, las diferencias culturales y otra que tengamos que pensar lo mismo. Si no seríamos uniformes y no lo somos. Hay que incentivar la diferencia, la diversidad y hay que poder dialogar. No creemos que sea una utopía; puede ser una realidad. Creemos que hay herramientas útiles como el lenguaje, el consenso, el debate y creo que nunca hay que perder la esperanza.

Recientemente os habéis reunido para abordar el desarrollo de la Ley de Familia. ¿Con qué finalidad?

La Ley de Familia lo que intenta es mejorar el bienestar de las familias y tiene el objetivo de reducir la pobreza infantil. Que las familias puedan cuidar con dignidad, que el cuidado no genere desigualdad, porque a veces llega a niveles de mayor vulnerabilidad. Al final,  supone reconocer la diversidad familiar y entender que el concepto de familia va cambiando.

Al final, es una Ley en la que creemos y que valoramos positivamente, porque reconoce diversos modelos familiares, visibiliza y pretende corregir esas desigualdades que sufren muchos niños y niñas en sus estructuras familiares. Esa es la diana adonde va la Ley.

¿Qué propuestas se han lanzado para mejorar (si cabe) la Ley de Familia?

Hay algunas propuestas que reconocen y dan visibilidad a las familias monoparentales. Consideramos que todavía se puede ampliar. Creemos que es un avance importante, pero queremos fomentar la participación de las entidades sociales en la Ley. Creemos que la ley cuente con el Tercer Sector al regular medidas de protección, de promoción y apoyo a las familias. El Tercer Sector está cerca de las personas en situación de vulnerabilidad. Creemos que si cuentan con el Tercer Sector,  podríamos hacer proposiciones para mejorar las trabas que aparezcan. Mejoraríamos incluso los propios diseños de las políticas públicas. Eso es lo que hemos intentando plasmar.

Desde la Plataforma del Tercer Sector, ¿con qué titular os gustaría que os identificaran o con qué mensaje os gustaría que os recordaran?

Jo, qué pregunta más bonita. Y qué difícil porque yo creo que todavía estamos invisibilizados. A mí me gustaría que pensaran que el Tercer Sector es solidaridad. Derechos sociales.  No dejar a nadie atrás. A mí me gustaría eso, que cuando hablasen del Tercer Sector o de la Plataforma hubiese reconocimiento de derechos sociales, de garantía de dignidad. ¿Qué hace el Tercer Sector? Luchar por la dignidad de la persona. Me gustaría eso. Y que se identificara que abogamos por una sociedad solidaria. Que todos y todas, cada una de las personas, tienen derecho a una vida plena y digna.

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