Yolanda Verdugo, presidenta de la Asociación Alhelí

“Son las pequeñas cosas las que nos ayudan a retomar la vida”

Yolanda Verdugo es presidenta y fundadora de la Asociación Alhelí, una entidad constituida en Málaga que ayuda a las personas a superar la pérdida de un ser querido. Desde la fragilidad de un corazón, nos habla sobre la importancia de acompañar a las personas cuando están rotas por dentro.

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En la imagen, Yolanda Verdugo

Por Irene Ortiz

El duelo es el proceso de recuperación de una persona tras la pérdida de un ser querido. Un proceso de recomponer un corazón hecho añicos y devolverlo a su latir habitual, a sabiendas de que nunca sus piezas volverán a encajar igual. Porque falta una. Yolanda Verdugo sabe muy bien lo que se siente. Para ella fue muy difícil aceptar que su piel no volvería a sentir uno de los abrazos de su madre.

Aprender a vivir con ese dolor y sanarlo ligeramente le llevó mucho tiempo, pero, en cada paso se daba cuenta de que no estaba sola. A través de esa sensibilidad, compasión y empatía que la caracterizan decidió constituir la Asociación Alhelí para ayudar a otras personas a superar una pérdida. O al menos a encontrar esa luz que se cree desaparecida cuando se entra en un agujero de tristeza y oscuridad.

Llevas siete años dirigiendo la Asociación Alhelí. ¿Qué te llevó a constituirla?

La pérdida de un ser querido. En mi caso la figura de una madre. No gestioné bien su pérdida y al año sentí que tenía un problema. Fui a salud mental, pero me dijeron que no podían darme ningún recurso porque para las pérdidas no había nada, solamente atendían a personas que tuvieran problemas de salud mental, lo que viene siendo un trastorno de cualquier tipo, pero no un duelo. Entonces en 2015 tomé la decisión de crear la Asociación Alhelí.

Creo que, si una pérdida no se gestiona bien, sea cual sea, al final llega a provocar un dolor patológico que acaba encerrando a la persona en los fármacos y creo que no es la mejor opción.

¿Se podría decir que viste en el voluntariado la llave para demostrar a las personas que no están solas y que aún queda la esperanza?

Cuando te das cuenta de que hay una necesidad y que nadie la está trabajando es cuando empiezas a desarrollar tu parte más solidaria. Yo creo que esto era súper necesario y, al final, el tiempo me ha dado la razón.

¿Qué acciones de voluntariado realizan las personas desde Alhelí para ayudar a otras a enfrentar un duelo? ¿Qué tipo de actividades se organizan?

Pues el acompañamiento, el tema del teléfono que es súper importante… Hay un grupo de WhatsApp, por ejemplo, el de “Supervivientes por suicidio” en el que se fomenta mucho la escucha. Cuando un ser querido fallece se recuerda mucho la fecha de su fallecimiento, su cumpleaños, la Navidad… Entonces las personas voluntarias están ahí para cuando el otro está decaído. Se van dando la mano unos entre otros y creo que es algo muy bonito. Se hace una cadena humana de sentimientos en el que el sentimiento común es el dolor, pero es de unión, de decir “no estoy solo, estamos todos juntos”.

¿Crees que existe un estigma de género relacionado con el duelo?

Curiosamente hemos llegado a tener en el grupo más hombres que mujeres. La sociedad está cambiando. El hombre ya expresa más sus sentimientos. Es verdad que se da más en el hombre que ha perdido a su descendiente; cuando pierden a la pareja también lo expresan, pero no es algo dilatado en el tiempo.

Tenemos cada vez más hombres. Es verdad que frases como “el hombre no debe llorar”, “el hombre es un machote” o “llorar es de maricas”, las hemos escuchado hasta la saciedad. Pero yo creo que el hombre ha perdido el miedo a expresar sus sentimientos. Si siente dolor, tristeza o alegría lo habla y, poquito a poco lo va expresando.

¿Los conceptos de duelo y soledad van de la mano? Es decir, siempre que se está en un proceso de duelo, ¿aparece la soledad?

Cuando una persona empieza el proceso del duelo tiende a aislarse. Las personas se van aislando y, además, crea adicción. Lo que intentamos desde Alhelí es evitar eso mismo: el aislamiento social. Quieras o no, el hacer que la persona se desplace para venir a la asociación ya es sacarlo de su entorno, de su zona de confort, para venir a terapia. También hacemos salidas y quedadas, a veces las instituciones públicas nos regalan entradas para ir a ver el fútbol o ir al teatro, por ejemplo. Y estas pequeñas cosas que dejamos de hacer por el dolor, al final, de una manera muy natural, nos ayudan a retomar nuestra vida.

El duelo, en realidad, no se supera. Hablamos de una aceptación de la pérdida. La mayoría de las personas no lo superan, sino que empiezan a aprender a vivir sin esa persona.

Las personas mayores son un sector muy vulnerable. Han perdido mucha gente a lo largo de sus vidas y tienen que aprender a combatir el duelo y la soledad a partes iguales… ¿Qué hace falta para erradicar la soledad no deseada en estos casos?

La soledad no deseada es muy complicada… Antiguamente recuerdo que las personas mayores vivían con sus familiares, pero eso se ha ido perdiendo. Al final, mucha gente ve a estas personas como un estorbo o una carga y cuando tienen edades muy avanzadas los ingresan en residencias. Yo creo que antes teníamos muchos más valores que ahora, apreciábamos mucho más nuestras raíces.

En Alhelí lo que tenemos es el Banco del Tiempo que está en varios distritos. Las personas voluntarias donan su tiempo por hacer compañía o ayudar a las personas mayores. Por ejemplo, una abuelita te pide que le cuelgues un cuadro y ella a cambio te hace un bizcocho. Es como un trato. También les ayudamos a hacer la compra, por ejemplo.

¿Crees que para hacer más llevadero el duelo es necesario el contacto físico?

Creo que sí. Los abrazos son súper necesarios e importantes. Incluso para las personas que son más frías, a veces necesitan de ese contacto físico, de ese abrazo que dura más de 10 segundos que son los que reconfortan y te dan de ese cariño tan necesario en esos momentos difíciles.

¿Qué es lo que nos enseña un duelo una vez se aprende a vivir con la pérdida?

Que no eres la misma persona que antes de fallecer aquella que tanto te ha marcado. Es el precio que pagamos por amar tanto.

En cuanto a la acción voluntaria, ¿las personas que hacen voluntariado en la Asociación han pasado también por un proceso de duelo?

Algunos sí, pero son gente más mayor. Igualmente, a todas las personas que quieren hacer voluntariado les damos formación. Todos los años damos un Plan de Formación para que aprendan a atender a una persona que viene completamente rota. Tú tienes que recoger los trozos de esa persona hasta recomponerla un poquito. Entonces hay que tener una sensibilidad especial para colaborar en Alhelí. No hasta el punto de empatizar tanto que haces su historia la tuya, pero si es importante conectar.

Al final, ¿cuál crees que es la mejor receta para superar la pérdida de un ser querido?

Lo más importante es pedir ayuda. Pedir ayuda es de valientes, no de débiles como muchas personas creen. Identificar el problema creo que es el inicio de un gran comienzo.

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