Alberto Rodrigo, voluntario en COGAM (Colectivo de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales de Madrid)

“La cuestión no es ser normal, es ser natural”

Alberto tiene una de esas historias que cualquiera podría ver en una novela o una película pensando que realmente resulta difícil de creer. No le gusta considerarse un superviviente pese a que somatizar el rechazo y las presiones por su orientación sexual le llevaran a sufrir un ataque al corazón y la extirpación de varios órganos…

 En Entrevistas, Nuestras Entidades
Por Javier Aymat

Y con todo eso ¿qué es lo que uno ve cuando se encuentra con él? Una enorme sonrisa, un brillo en los ojos y una gran capacidad de ayuda.

¿Qué te llevó a hacer el voluntariado LGTBI?
Al ser gay y vivir lo que implica tener una orientación diferente a la habitual, sé por experiencia propia todo lo que eso mueve por dentro; desde la propia homofobia interiorizada que a veces tiene el gay o la lesbiana, hasta todo lo que implica la salida del armario a nivel personal en el trabajo, en la familia…

[bctt tweet=”‘Las familias también tienen que salir del armario'” username=”pvoluntariado”]

Yo, por ejemplo, he tenido que ver cómo mis padres tenían que salir del armario delante de sus hermanos, de sus personas cercanas…

¿Cómo haces para compatibilizar la religión y tu homosexualidad?
Eso forma parte de un proceso que fue muy duro. Yo era una persona muy visible dentro de la Iglesia, tenía mi propio grupo de música, viajábamos mucho, nos recorrimos parte de Latinoamérica, Estados Unidos y España dentro del circuito cristiano, tanto católico como evangélico.

Al ser rechazado en la Iglesia por mi tendencia sexual, tuve que entrar en ese proceso de desaprender y re-aprender para que mi fe sobreviviera. Pero no pude digerir el rechazo de la Iglesia ni de las personas que lo formaban. Fue un abandono que somatizó mi cuerpo de tal manera que pasé por un infarto y después me llevó a un cáncer muy serio con dos operaciones en las que tuvieron que eliminar varios órganos de mi cuerpo.

Eso, a su vez, ¿te guió a la hora de ayudar a personas con el mismo dilema religioso?
Sí, en el colectivo COGAM tiene diferentes áreas de trabajo. Debido a mi trasfondo religioso y cristiano hice un taller dentro del área de espiritualidad. Me di cuenta rápidamente de que había mucho que hacer porque prácticamente todas las religiones son muy fundamentalistas y te excluyen si tu tendencia sexual se sale de la norma.

Por eso, muchas personas abandonan su fe porque creen que no pueden compaginar la fe con su orientación sexual. Hay algunos que abandonan la fe y otros que deciden encontrar un lugar donde compartir esta fe.

Mi función era compartir ese espacio a través de mi propia experiencia y mostrar, por así decirlo, que no hay que convertirse en un borrego que siga fielmente aquello de “esto es lo que dice la Iglesia y esto es lo que hay que creer”. [bctt tweet=”‘Se trataba de crear un lugar común donde uno pudiera descubrir cuál es el Dios en el que realmente cree, no en el Dios que hay que creer porque lo diga una institución o un líder del tipo que sea'” username=”pvoluntariado”]

¿Qué aconsejas en tu labor de voluntariado a las personas que tengan un conflicto con su orientación sexual?
Básicamente se trata de saber cómo gestionar las emociones, de cómo gestionar la salida del armario de una forma natural, sin tener que hacer ruedas de prensa (risas).

La cuestión no es ser normal, es ser natural. En esa dirección va mi labor a través de talleres, dinámicas y acompañamiento personal para personas que no tienen medios suficientes para acceder a un tipo de ayuda determinado.

¿Por qué elegiste para esta labor COGAM?
COGAM lleva más de 30 años trabajando en España con el tema de la visibilidad de la diversidad sexual, está dentro de la Federación española de Lesbianas, Gais, Transexales y Bisexuales, es una ONG que tiene ya unos servicios, una atención y unos canales en los que yo enseguida me sentí cómodo.

En verdad todo empezó hace once años cuando Carlos Osma, de FLGTB, me hizo una entrevista de cómo había gestionado mi propia vinculación tan profunda con la Iglesia Evangélica y de cómo transité esa salida del armario para no abandonar la fe.

En esta entrevista hablé incluso de cómo Dios me ayudo a quererme y a aceptar mi homosexualidad como un regalo. Tuvo mucha repercusión, también se publicó en Latinoamérica, y a partir de ahí es cuando establecimos una labor conjunta.

También has ayudado a las personas a transitar los problemas con la salud a través de tu propia experiencia ¿Qué nos puedes contar de esto?
Desde que pasé por todos esos problemas me interesó mucho la relación entre las emociones y la salud física. Fui consciente de que, dependiendo de la sensibilidad de cada uno y de su recorrido, podrían desarrollar enfermedades como el cáncer, la fibromialgia, fatiga crónica y muchas otras aunque sean más leves.

De hecho, al haber sido paciente me di cuenta la importancia que tiene la forma de tratar de los médicos y sanitarios, la forma de comunicar un pronóstico. Depende de cómo lo comunique puede ser una sentencia o una esperanza para poder salir de la enfermedad.

Me interesó tanto el tema que hice una formación en cuidado responsable en el Hospital Universitario de Valdecilla, en Santander, formándome como monitor para ayudar a las personas a tomar responsabilidad de su enfermedad.

En ese sentido ¿Me puedes poner algún ejemplo de cómo una persona puede hacerse responsable de su enfermedad?
Por ejemplo, si tú eres diabético y pones la responsabilidad en tu pareja, poniendo en la otra persona qué y cuándo te debe pinchar, tu dieta, etc. Eso te limita mucho en tu autonomía y, además, cargas en otra persona mucho de algo que no tiene porqué cargar y pierdes mucha capacidad de bienestar y auto-recuperación.

¿Consideras que tu labor con el colectivo LGTBI es tu principal forma de cambiar el mundo?
El colectivo LGTBI somos un colectivo que tenemos fama de luchar mucho. De hecho, gracias a esa lucha, tenemos el matrimonio igualatorio y muchas otras cosas que se están consiguiendo. Sin embargo, creo que la verdadera revolución y el auténtico cambio vienen de algo subterráneo. Lo más importante para mí es la influencia, lo más importante es ser en sí mismo y, a la vez, poder transmitir esa esencia sin tener que gritar mucho, por decirlo de alguna manera.

[bctt tweet=”‘Creo que un jefe o un líder, la mejor forma que tiene de liderar es a través de la influencia no de la placa de Director o Jefa'” username=”pvoluntariado”]

Por eso no me gusta mucho la palabra “lucha”, “resistencia” o “sobreviviré” o cosas así. En vez de resistencia prefiero fluir, en vez de lucha, prefiero abrazar lo que es.  El concepto de “sobreviviré” no me acaba de encajar.

Sobrevivir tiene un matiz y una connotación de ante todo esto que me está pasando tengo que luchar y sobrevivir y esforzarme. Yo justamente estoy en lo de no esforzarme que viene en parte del mindfullness, de abrazar lo que es, aceptar las cosas, confiar… La actuación tiene que venir más del ser, del corazón  y de la esencia, que del hacer.

Ha habido una clara evolución en los derechos LGTBI pero ¿cómo ves la situación actualmente?
España es un país privilegiado en el sentido de todos los derechos conseguidos y la libertad para expresar la diversidad sexual. Aún así todavía vemos casos de acoso y agresiones incluso en ciudades como Madrid o Barcelona.

Hay una canción de Mecano que dice “Que con mis piedras hacen ellas su pared”. Las piedras son los juicios que luego acaban haciendo muros. Después de muchos años siendo abiertamente gay, once años casado, sigo todavía recibiendo piedras, esta misma semana las he recibido a nivel personal. [bctt tweet=”‘Como en la canción de Mecano, las piedras van construyendo un muro que yo no escojo y que, inevitablemente, van creando muros'” username=”pvoluntariado”]

Con todo, hay que reconocer que se ha avanzado mucho aunque hay mucho desconocimiento todavía sobre el colectivo. Porque, por ejemplo…

[bctt tweet=”‘El día del orgullo que es un día de reivindicar y recordar lo que ocurrió en Stonewall, en las revueltas del 69. Todavía los medios dan una imagen con la que muchos no se identifican. Es parte pero no es todo'” username=”pvoluntariado”]

El trabajo más importante para mí es la naturalización… no se trata de tolerar, porque a mí nadie me tiene que tolerar nada. Es, más bien, un reconocimiento y una aceptación de una realidad.

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