Humanización y voluntariado

 En Archivo, Nuestras Entidades

de Luis Aranguren Gonzalo (PPC, 2010)

“Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad

Y es no resignarse”.  Ernesto Sábato

“No sabemos lo que nos pasa, y eso es precisamente lo que nos pasa”. José Ortega y Gasset

“Cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX, no nos parecerán lo más grave las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas”. Martin Luther King

Imagen de guevonaso en Flickr

El voluntariado – ensalzado por unos, denostado por otros y reconocido por la inmensa mayoría- asegura hoy la posibilidad de construir una casa para todos, donde cada persona, con independencia de su credo, procedencia, nivel económico o cualquier otra circunstancia, se sienta reconocida como tal y promovida a la condición de ciudadana, como las demás.

La humanización es el criterio de actuación de un voluntariado maduro; le mueve el sentido de la dignidad de cada persona. Antes que la calidad, la formación, el programa, la evaluación y sus indicadores se encuentra lo humano como primera y última palabra.

En pleno siglo XXI, el voluntariado se alza sobre el silencio para narrar en su día a día historias de vida que hablan de rehabilitación por la vía de la ternura, de la fuerza del abrazo, del poder de la palabra, de la fuerza de la protesta colectiva.

El voluntariado muestra la vigencia de la solidaridad cuando no se la manipula y el sentido de la humanización cuando desde la compasión se articulan posibilidades de vida buena para los que lo pasan peor.

Los voluntarios son más que buena gente que hace cosas por los demás. Son un puente de convivencia entre personas y colectivos diferentes, y por ello son patrimonio de la humanidad;  no de una confesión religiosa, ni de un Gobierno, ni de una organización solidaria.

El autor es un maestro para cuantos nos esforzamos por arrimar el hombro para la construcción de otro mundo mejor, porque es posible ya que es necesario. Sus escritos, conferencias y cursos son una guía segura para quienes se adentran en un camino en el que ya existen reflexiones maduras e inteligentes sobre este fenómeno de nuestro tiempo, el voluntariado y la solidaridad como respuesta a toda desigualdad injusta. Inolvidables y convenientes son sus libros Reinventar la solidaridad (1998), Cartografía del voluntariado (2000), Educar en el compromiso (2002). A él nuestro agradecimiento por tantos momentos del luz, de ánimo y  sosiego.

J. C. Gª Fajardo

fajardoccs@solidarios.org.es

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