Antón Gómez-Escolar, voluntario en el programa Energy Control de ABD

“Este voluntariado es clave para evitar problemas de adicciones”

La existencia y el consumo de drogas es una realidad en nuestro país y en todo el mundo. Pero consumir no significa necesariamente problemas, pues no todas las formas de consumo tienen los mismos riesgos, y la información es clave para evitarlos. Hay programas de prevención de drogodependencias, y de atención a personas con problemas de adicciones. Pero además, hay personas que colaboran para que quienes coquetean con las drogas tengan información para hacerlo con cautela, enfocando el consumo de drogas desde la reducción de riesgos.

 En Entrevistas, PVE

Por Laura Montalvo

Antón es psicofarmacólogo, especialista en el estudio del efecto de los psicofármacos sobre las conductas y trastornos psíquicos y mentales. Y desde 2015 participa como voluntario en el programa Energy Control, un proyecto de información, prevención y reducción de riesgos en el ámbito de los consumos recreativos de drogas de la Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD). Se trata de una importante iniciativa basada en la información, con la filosofía de que es posible una mayor responsabilidad en el uso de las drogas para quienes hayan decidido consumirlas.

¿En qué consiste el proyecto Energy control?

Es un proyecto de información, prevención y reducción de riesgos en el ámbito de las drogodependencias. El objetivo es ofrecer información veraz sobre las sustancias para que, si las personas deciden consumir, lo hagan de una forma más segura y reduciendo los riesgos de tener algún problema relacionado con el consumo. Se trata de una estrategia que se viene haciendo en varios países desde hace algunos años, siendo un enfoque más moderno que los tradicionales que buscan la abstinencia únicamente. Damos información a las personas que han decidido consumir libremente para que su consumo sea lo menos problemático posible. Y que pueda mantenerse dentro del ámbito recreativo, que es como empieza la mayoría de la gente, y no pase a una esfera más problemática o de tipo adictivo.

También trabajamos desde la prevención reforzando la decisión de no consumir de aquellas personas que no se hayan iniciado en el consumo, pero siendo pragmáticos con quienes ya hayan decidido hacerlo.

¿Hay alguna diferencia entre prevención o reducción de riesgos?

Yo diría que la prevención se centra más en evitar el consumo antes de que se produzca, mediante al trabajo en diversas áreas de la persona y el contexto, mientras que la reducción de riesgos aborda un aspecto más práctico para quienes ya consumen de forma no problemática y evita el riesgo de que ese consumo evolucione hacia uno problemático. También hay diferencia entre la reducción de riesgos y la reducción de daños que ya trabaja con consumos problemáticos, pero las tres no dejan de ser puntos de intervención de un mismo espacio.

La reducción de riesgos se inicia poco antes del consumo o en fases de consumo recreativo y es para que la persona tenga un conocimiento que le ayude a reducir el riesgo de desarrollar problemas como adicciones, accidentes, sobredosis… Y la reducción de daños empieza en un momento más adelantado del proceso, si la persona ya tiene un consumo problemático, y se asume que ya está sufriendo unos daños, pero se trata de evitar que aumenten. Lo que se busca es reducirlos. Por ejemplo, la reducción de riesgos es conocer bien las medidas de seguridad y dosis de una sustancia que vas a consumir por primera vez, para evitar que tengas una sobredosis. Y la reducción de daños sería, por ejemplo, los programas de intercambio de jeringuillas sucias por limpias, para evitar que se propaguen enfermedades infecciosas como el VIH entre personas que ya tienen un consumo problemático.

Reducción de riesgos y reducción de daños parten de la misma filosofía: si lo vas a hacer, hazlo lo mejor posible para evitarte problemas. Pero una actúa con un consumidor más esporádico y la otra sobre consumidores ya problemáticos o con adicciones.

Acerca del consumo de drogas, ¿Hay diferencias entre la experiencia en España con respecto al resto de Europa?

En España tenemos un consumo mayor de ciertas sustancias naturales como el cannabis, por ejemplo, que aquí es más accesible. Esto ha evitado que, a diferencia de otros países, tengamos problemas con los cannabinoides sintéticos, que en España no han llegado a tener popularidad gracias al acceso al cannabis convencional. En otros países más del norte, que tienen menos acceso al cultivo de cannabis, sí que han tenido un problema de salud pública importante con esos sintéticos.

Eso también se ha dado con otras sustancias. En otros países han tenido problemas con nuevas drogas que han aparecido porque han copado un mercado que con la ilegalidad era muy accesible. En España, como hay mayor accesibilidad a sustancias de las llamadas clásicas, cuyos efectos y riesgos conocemos, las nuevas con riesgos impredecibles no han tenido tanto arraigo.

También en España tenemos la ventaja de contar con estos programas de reducción de riesgos…

En el ámbito de este trabajo de información y reducción de riesgos, España es uno de los países más avanzados de Europa gracias a programas como Energy Control, que además ofrecen servicios de análisis de drogas, para que aquellas personas que han decidido consumir puedan testear la pureza de la sustancia y sepan lo que se van a meter, si deben ajustar la dosis, si está adulterado y es muy tóxico… y a la luz de esta información puedan ajustar la dosis o descartar su consumo, evitando riesgos.

¿Cómo logran acercarse a esas personas que salen de fiesta y abordar estos temas sin que la juventud se sienta juzgada? 

Realizamos este voluntariado informando para prevenir, sin juzgar, para reducir los riesgos asociados al consumo de drogas. Trabajamos con información científica y objetiva, sin mitos ni tabús. Creamos un vínculo de confianza entre iguales muy valioso para jóvenes que a menudo se sienten juzgados y no acuden a otros recursos por ello. Somos personas provenientes de sus mismos espacios de ocio y acudimos allí para llevarles la información, justo donde se producen los consumos y más eficaz puede ser.

Nos hemos acostumbrado a los mensajes que evitan el consumo, pero es importante reconocer esa otra realidad

Si bien los mensajes basados en la abstinencia son muy válidos, hay muchas personas que van a elegir consumir. Y tienen derecho a decidir sobre su propio cuerpo y su vida como personas adultas que son. La mejor estrategia de reducción de riesgos es no consumir ninguna droga, ya sea legal o ilegal. Para esas numerosas personas que decidían ir más allá de la abstinencia e iniciar un consumo recreativo no problemático no existía ningún recurso al que acudir para informarse y evitar acabar en un consumo problemático. Cubrimos un nicho que es enorme, porque en nuestra sociedad casi todos consumimos drogas legales o ilegales de forma recreativa no problemática, ya sea alcohol, cafeína, cannabis… Estos programas son muy necesarios porque cubren un espectro de la población muy grande que está invisibilizado. Ofrecemos una seguridad y cuidado a la salud a una población que desde otros enfoques como la abstinencia no se atiende. Para que ese consumo no de problemas y no afecte a tu vida, igual que no afecta el tomarnos una cerveza un fin de semana. No buscamos eliminar la sustancia, sino reducir los problemas derivados de un mal uso, como la adicción.

¿Cómo podemos afrontar esa normalización del consumo de sustancias

Desde la información y la prevención basada en realidades. Las sustancias no tendrían por qué ser un problema para quien decida consumirlas con un buen conocimiento de causa. Si hubiera una educación en cuanto a la prevención e información veraz de lo que las sustancias provocan y como reducirlo, no tendríamos tantos problemas. El tabú imperante en el ámbito de las drogas es culpable de lo que pasa actualmente. La gente se acerca a las sustancias sin tener ni idea de lo que son, ni de lo que hacen, ni de cómo utilizarlas con menor riesgo. Hay que eliminar ese estigma para que la gente esté bien informada, y quien libremente decida consumir no tenga que ir a ciegas con el riesgo que ello supone.

¿Tiene algún tipo de formación específica para realizar este voluntariado?

Sí, tengo el máster en psicofarmacología y drogas de abuso de la Universidad Complutense de Madrid, he hecho voluntariados en el ámbito de las drogas a nivel internacional con varias organizaciones además de Energy Control y he trabajado en el Observatorio Europeo de drogas y drogadicción (la “Agencia Europea de drogas”, en Lisboa), pero debo decir que lo único necesario para el voluntariado es el interés por la materia y las ganas de ayudar, porque la formación específica de drogas se imparte al acceder.

¿Cómo es una jornada de voluntariado en Energy Control?

Tenemos varias líneas de trabajo. Por un lado, un apartado educativo, con talleres en institutos o universidades adaptados a la edad del público. Por otro lado, la acción más visible, que es la intervención en ocio donde vamos a festivales de música, a ferias, fiestas, discotecas, lugares donde se suele consumir. Llevamos información en todo tipo de soportes, como panfletos o librillos para dueños de locales o códigos QR para que descarguen nuestra información. Y ofertamos análisis gratuitos de sustancias para espacios que nos lo permitan. También damos información, asesoramiento y análisis de sustancias semanalmente en nuestra sede y a través de redes sociales, sobre todo ahora que no podemos intervenir en ocio nocturno.

¿Cómo se realizan esos análisis?

Tenemos tres niveles de análisis de sustancias: los rápidos, que se hacen con unos líquidos que se llaman reactivos colorimétricos y cambian de color instantáneamente con presencia de una droga u otra. Son muy rápidos y fáciles de hacer por ejemplo en discotecas: pueden descartar muestras que no son la droga que la persona pensaba que había comprado o sustancias adulteradas especialmente peligrosas. Luego hay otro nivel, que es la TLC (Thin-layer chromatography), que toma unos 20 minutos, pero nos permite ver el número de adulterantes que hay en una muestra e identificarlos con mayor exactitud. Por ejemplo, podemos ver si una muestra de cocaína está adulterada y con qué sustancias para avisar de que tal o cual sustancia puede ser especialmente peligrosa.

Y el tercer nivel es el análisis cuantitativo, que es más sofisticado y se tiene que hacer en el laboratorio. Nos permite saber todo lo anterior y además el porcentaje de pureza de la sustancia y todos los adulterantes.

¿Se han encontrado con alguna sustancia peligrosa que se estaba distribuyendo?

Es poco frecuente encontrar ahora muestras muy peligrosas y en general la mayoría de los riesgos vienen de la desinformación. Pero hace unos años se detectó una pastilla rosa con el logo de Superman que tenía una sustancia muy tóxica y peligrosa: PMMA. Los servicios de análisis de drogas emitieron alertas en sus países y difundieron la información evitando muertes, cosa que no pasó en otros países donde o no había servicios de análisis de drogas o no se quiso difundir esta información y hubo numerosas muertes. Esto puso en valor la utilidad de salud pública de estos servicios de análisis de drogas en los espacios de ocio.

¿Tiene aceptación ese servicio de análisis?

Muchísima, sobre todo entre los consumidores, pero cada vez más a otros niveles también. Los análisis no solo nos permiten dar información directa sobre los riesgos del consumo de determinadas sustancias, y detectar sustancias adulteradas o peligrosas, sino que además podemos emitir alertas en un determinado lugar si se está vendiendo algo especialmente peligroso, o a nivel nacional o internacional en determinados casos, salvando vidas.

Es una herramienta muy útil para atraer a aquellas personas que están iniciándose en el consumo y así tenemos la capacidad de acceder a un público que no tiene un consumo problemático antes de que lo desarrollen. Y es un público que no es accesible para otros recursos u organismos que trabajan el tema de la drogodependencia. Esos consumidores vienen a nosotros y eso es muy útil. Nuestro mensaje y nuestro enfoque tiene un nivel de aceptación muy alto. Hacemos un primer trabajo para evitar que en un futuro tengan ese problema de adicciones.

El servicio de análisis es muy ágil, los consumidores son los primeros en probar las sustancias nuevas que aparecen en el mercado y gracias a estos análisis tenemos acceso a cualquier novedad antes que otros organismos, porque enseguida nos lo traen para analizar.

Debe ser una satisfacción muy grande, porque evitan grandes daños ¿Qué le aporta realizar este voluntariado?

Me aporta una satisfacción inmensa poder utilizar mis conocimientos en un ámbito que me interesa y apasiona tanto, para ayudar a reducir o eliminar los problemas que se derivan del consumo desinformado de sustancias, e incluso salvar vidas. ¡Porque es muy fácil reducir riesgos y evitar problemas si se sabe cómo!

Yo hago otros voluntariados más generales en el ámbito de la salud, como con SAMUR – Protección Civil, pero la labor de Energy Control me parece especialmente necesaria. También es cuidar la salud de las personas, porque hay tanta desinformación que produce tanto daño y tantos problemas de salud, que me siento muy útil pudiendo informar.  Salvamos vidas y luchamos contra un problema que yo creo que es muy fácil de solucionar. En mi opinión, las políticas de drogas hoy en día promueven la criminalidad, la desinformación y el tabú, y son en gran parte responsables de los riesgos del uso de drogas. Porque muchas veces las drogas ilegales dan problemas por el simple hecho de que no hay información sobre ellas o están adulteradas.

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