Celia Pascual: “No hace falta ser un superhéroe para cambiar el mundo”

La nadadora onubense es una de las cuatro integrantes del proyecto Brazadas de vida que buscan concienciar, a través de la natación, sobre la contaminación de los océanos.

 En Entrevistas, Nuestras Entidades

 

Por Javier Aymat

Celia Pascual y las tres integrantes del proyecto Brazadas de vida acaban de nadar 25 kilómetros en ocho horas para la asociación Ambiente Europeo. En 2017 recorrieron 18 kilómetros de Formentera a Ibiza para Proactiva Open Arms en favor de los refugiados. El éxito del reto de estas “heroínas del mar” las llevó hace unos meses a una nueva marca en la Región de Murcia. Y es que Celia y su actitud encarnan a la perfección el espíritu del voluntariado como llave para cambiar el mundo.

¿Cómo surgió la idea de vuestro primer reto para Proactiva Open Arms?
La idea de hacer retos deportivos surgió en el Club de Natación Máster de Madrid donde nos conocimos las cuatro y empezamos a crear un vínculo en el que hacíamos viajes juntas, hacíamos travesías… A nosotras nos gusta mucho nadar, pero profesionalmente nos dedicamos cada una a una cosa diferente. Decidimos que, no queríamos luchar por un pódium.

[bctt tweet=”Queríamos llegar a crear un impacto positivo por algo con lo que nos identificáramos; una gran causa y el mar” username=”pvoluntariado”]

Proactiva Open Arms trata una realidad del Mediterráneo que la gente no ve, normalmente lo ven como lugar idílico de vacaciones y olvidan la otra terrible parte. Esa idea fue tomando forma y al final nuestra acción tuvo más repercusión de la que pensábamos. Vimos que era una fórmula que funcionaba y decidimos hacer otras acciones como la que hemos hecho este año.

Y en esta ocasión, con la idea de concienciar de un mar libre de plásticos, ¿cómo ha sido la experiencia?
Mejor incluso. Ambiente Europeo se han implicado muchísimo, les encantó la idea y la relación ha sido muy cercana y por eso el resultado ha sido tan bueno. Con Proactiva dimos visibilidad al problema y recaudamos fondos.

Con Ambiente Europeo hemos conseguido ir un poco más allá y hemos creado un proyecto que lo seguimos teniendo activo ahora mismo. Es decir, terminamos el reto y después implementamos un manual para organizar eventos deportivos sostenibles. Primero hicimos una prueba piloto con un equipo de Alicante, a partir de esa experiencia creamos un borrador que queremos presentar a otras organizaciones.

Ha sido una experiencia muy bonita. Me acuerdo ahora de cuando llegamos estaban allí esperando y nos veían como unas heroínas del mar, fue emocionante ver que finalmente creyeron que éramos capaces de hacerlo.

De esa relación fructífera que comentas ¿surgió también la aplicación de “Tu huella de plástico”  o “Beat the Micro Bead” donde con el código de barras ves el impacto ambiental de un producto?
Esas en concreto eran iniciativas que ellos tenían en marcha y que nosotras queríamos darle visibilidad y difusión. Con ellas, te das cuenta de la repercusión de tus acciones.

[bctt tweet=”A veces es tan sencillo como hacer el esfuerzo de no usar botellas o no tirar las colillas en el suelo. Si eso lo hacemos en general va sumando al final algo muy grande” username=”pvoluntariado”]

¿Qué diferencias hay entre nadar en una competición y hacerlo por una causa medioambiental? ¿Cómo es ese cambio de motivación?
Yo nunca había nadado sola en una distancia tan larga, siempre lo he hecho con ellas. Después del reto hice una travesía en la que simplemente fue nadar por nadar, lo conseguí hacer pero la verdad tenía mis dudas de que fuera capaz. Cuando hago esto con ellas por una causa nunca dudamos que seamos capaces, pero haciéndolo sola me falta esa motivación. Mentalmente influye muchísimo en este tipo de retos.

Las actividades paralelas como el concierto de Rozalén, las limpiezas de la costa… ¿aumentaron la idea de un reto conjunto?
Sí, de alguna manera queríamos decir que nosotras éramos las heroínas del mar por hacer el reto pero que en verdad todo el mundo puede pasar a la acción de alguna forma. Además, esas actividades paralelas que tomaban también conciencia sobre el problema.

La idea es que cualquiera podía ser también héroe del mar haciendo limpieza. El concierto de Rozalén también fue una forma de que las personas se pararan un momento y vieran formas en las que pudieran colaborar, que se pudiera crear esa red de héroes del mar.

¿Qué acciones concretas surgieron en la experiencia que nos puedan ayudar a cuidar el medio ambiente?
Muchas cosas consisten en pararse un segundo a pensarlas y buscar alternativas, muchas veces se piensa que es más caro pero no es así. Nos ocurrió una anécdota bastante curiosa en esta experiencia: Buscando alternativas a la botella de plástico caímos en que era tan sencillo como volver a lo anterior; a botijos de agua. Fue gracioso, mucha gente no sabía ni beber pero luego vieron que estaba fresquita y ¡sabía mucho mejor!. Además, con la marca Lush hicimos un mini-piso piloto libre de plásticos.

¿Los problemas mundiales entonces no son tan grandes como para no poder solucionarlos?
A veces vemos los problemas como algo estratosférico ante los cuales somos demasiado pequeños pero la suma de muchos granitos sí hacen una montaña. No hace falta ser un superhéroe para cambiar el mundo. Con pequeños gestos ya contribuyes mucho. No todo el mundo puede por igual porque no todos tenemos las mismas posibilidades.

[bctt tweet=”Pequeños gestos de todo el mundo pueden hacer cosas muy grandes” username=”pvoluntariado”]

¿Qué destacarías del espíritu del voluntariado?
A veces me he parado a pensarlo y creo que hago voluntariado por ayudar pero a veces pienso que soy egoísta porque me reporta tanto que a veces no sé si es más por ayudar o que me hace sentir tan bien. Me viene ahora mi trabajo con los niños en el voluntariado con Cruz Roja haciendo manualidades con ellos y tal. Como voluntaria me llevo mucho más de lo que he aportado. Ese es el sentimiento con el que me quedo, sin duda.

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