Canarias, la única comunidad donde sube la exclusión

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El Informe FOESSA sobre Exclusión y Desarrollo Social en Canarias, que se ha presentado hoy en Las Palmas de Gran Canaria es, en palabras de su coordinador Guillermo Fernández, “un relato del momento de incertidumbre en el que nos encontramos y una mirada a nuestra cohesión social para analizar cómo vivimos y reaccionamos ante la gran recesión, cómo estamos enfocando la salida y cuáles son las consecuencias de la crisis en la poscrisis en Canarias”.

Para la realización del VIII Informe en Canarias se ha contado con más un equipo de investigación solvente y comprometido con la realidad de los más pobres, que ha realizado entrevistas en profundidad a una muestra representativa de los hogares y la población canaria repartida por el conjunto del territorio de la comunidad autónoma.

El Informe FOESSA Canarias pone de manifiesto las consecuencias de la gran recesión y cómo se está enfocando la salida de ésta. Vivimos en un momento de clara mutación social. Un tiempo donde las brechas que se están produciendo, como la desigualdad, la debilidad de los sistemas de gobernanza globales, la erosión de las instituciones públicas, la gestión insolidaria de las crisis, el ascenso de los particularismos y las actitudes reactivas y xenófobas que consolidan el individualismo, alcanzan los aspectos más esenciales de nuestro ser. Este Informe es un relato realizado al servicio de nuestros decisores políticos y de la sociedad en su conjunto.

¿Qué está sucediendo en Canarias?

La primera idea es que la exclusión social se enquista en la estructura social de nuestro país. Hoy el número de personas en exclusión social en Canarias es de 617 mil, el 29% de la población de la comunidad autónoma. Es lo que denominamos la sociedad estancada, un grupo de personas para las que el ascensor de la movilidad social no funciona y no es capaz de subir siquiera a la primera planta. Canarias en la única Comunidad Autónoma donde los niveles de exclusión han crecido en los últimos 5 años. Desde el 2013 a 2018 la exclusión social ha pasado del 28,6% al 29%.

Pero dentro de ella, existe un grupo especialmente vulnerable afectado por problemas de exclusión, que acumulan tantos problemas en la vida diaria que les impide tener un proyecto vital mínimamente estructurado, son 334 mil personas en situación de exclusión social severa. Ha pasado de representar un 10,7% de la población canaria en el año 2013 a un 15,7% en el año 2018, porcentaje muy superior a la del conjunto de España y el resto de las Comunidades Autónomas. Son el grupo sobre el que se ceba la desigualdad y la precariedad en sus diferentes formas. La vivienda insegura e inadecuada, el desempleo persistente, la precariedad laboral extrema y su invisibilidad para los partidos políticos, son algunas de sus características.

La segunda idea es que Canarias se caracteriza por una tendencia dicotómica durante la recuperación, en la que conviven una mejora nítida en los niveles de integración (del 26,1% de la población en al año 2013 al 40,1% hoy en día) y en los índices económicos, aparejados a una reducción de la desigualdad, pero que al mismo tiempo presenta un crecimiento de la exclusión severa, que no siente los efectos de la recuperación y, de hecho, agrava sus condiciones de vida, produciéndose un proceso de acumulación de dificultades en la parte más crítica de la exclusión severa.

En ese sentido, los datos de la encuesta ponen por tanto de manifiesto la existencia de un alto riesgo de cronificación de las situaciones de exclusión social y, sobre todo, de polarización de la estructura social. Quien ha soportado en mayor medida los efectos de la crisis ha sido el grupo poblacional con menos ingresos, que ha visto mermada su renta en un 16,8%. Por el contrario, el 20% de la población más rica habría incrementado su renta en un 8,3%.

Por otro lado, se han identificado tres bloques principales de riesgos sociales que afectan con más fuerza a esa parte de la sociedad integrada, pero precarizada e insegura, siendo más vulnerable todavía en la sociedad excluida y estancada.

El primero se refiere a la vivienda, ya que es un factor clave en las dinámicas de exclusión social. El acceso a una vivienda digna se ha convertido en un derecho inaccesible para muchas familias, que sufren la inseguridad y la inadecuación de su hogar, y una influencia notable sobre los recursos económicos, sobre el estado de salud y sobre los proyectos vitales de los más jóvenes. En Canarias la exclusión de la vivienda ocupa el primer lugar tanto para el conjunto de la población como para la población en exclusión. El 68,1% de las personas en exclusión severa se encuentran afectadas por esta situación.

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