POR TATIANA OJEDA BERMÚDEZ
No se trata de una comparación de capacidades, hablamos de una herencia social que arrastramos desde hace siglos, o de no visibilización. Pero hay mujeres que, por pasión, vocación y, por supuesto, valía y trabajo, rompen esos roles de género autoimpuestos en profesiones que nada tienen que ver con el sexo femenino o el masculino. Son para todos y todas por igual.
Una de esas mujeres todoterreno que rompe a cada despegue el techo de cristal en el ámbito de la aviación es Lourdes Carmona. Trabaja como piloto comercial en vuelos nacionales e internacionales. Volar es su pasión, y enseñar, su afición, ha realizado voluntariado con Cáritas. Fue a la edad de 13 cuando esclareció esa pregunta que ronda la cabeza en la juventud ¿Qué quiero ser de mayor? Su reflejo de futuro apareció en el aeropuerto JFK de Nueva York cuando vio en la terminal a una mujer vestida de piloto. En ese mismo instante se dijo a sí misma: “yo quiero ser como ella”. Desde aquel momento sus pasos fueron en dirección a ese objetivo. Pasados los años y casi sin quererlo, se ha convertido en una referencia para muchas aspirantes que, inevitablemente, se han preguntado en algún momento si convertirse en piloto era un sueño inalcanzable.
Este mes celebramos el Día Internacional de la Mujer, ¿Por qué cree que es importante conmemorar este día?
Conviene recordar el contexto histórico: la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció este día como Día Internacional de la Mujer en 1975 a raíz de dos huelgas acaecidas un 8 de marzo en Estados Unidos en las que las mujeres pedían la mejora de sus condiciones laborales y la igualdad de derechos.
En estos momentos creo que es importante seguir celebrando el 8 de marzo para tener presente que existen diferencias entre hombres y mujeres, espero que con el tiempo pierda esa razón de ser y quede como un acto conmemorativo.
¿Cómo definiría la situación actual en términos de igualdad de género?, ¿Cree que la pandemia ha potenciado esas diferencias?
En 2020, solo el 47% de las mujeres en edad de trabajar participaron en el mercado laboral, en comparación con el 74% de los hombres, estas cifras se mantienen casi constantes desde 1995. Por supuesto que la pandemia ha afectado. Aunque parece que hay algunos avances en la educación, el progreso se ha estancado y el impacto de la Covid-19 empeora las cifras, las mujeres a nivel mundial ocupan trabajos en sectores que la pandemia azota con severidad aumentando la disparidad.
Por ejemplo, en mi profesión, sólo hay un 5% de mujeres piloto en el mundo, sin descuidar que solo 20 mujeres son jefas de Estado o de Gobierno y un 40% de los jueces del mundo son mujeres.
¿Cómo cree que será el Día de la mujer en 2030?, ¿habremos avanzado?
Espero que así sea, aunque lo suyo sería no tener que conmemorarlo, supondría la igualdad. Hasta entonces espero que las cifras sean más alentadoras y sobre todo que la mujer tenga mayor capacidad para empoderarse económicamente y que las cifras de violencia frente a la mujer y las niñas sean historia a nivel global.
Otro de los retos de futuro es impulsar más el voluntariado y potenciar la justicia social: ¿Ha realizado voluntariado alguna vez?
Sí, he hecho voluntariado en Cáritas Elche y en Asfeme (Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental). En esta segunda entidad impartí unas charlas sobre motivación y liderazgo. Ambas experiencias me aportaron mucho, sobre todo el grupo de Cáritas, me mostraron que el mejor regalo que nos podemos hacer las personas es la presencia y la calidad del tiempo con los nuestros.
En cuanto a la profesión de piloto, ¿se ha sentido cuestionada a lo largo de su carrera por el hecho de ser mujer?
Nunca, en aviación se nos trata con respeto.
¿Cree que es una profesión que aún sigue considerándose ‘para hombres’?
Creo que el hecho que haya pocas mujeres en la aviación viene por una cuestión de visibilidad. No podemos olvidar que también somos madres, pero los convenios laborales nos favorecen a la hora de la maternidad y crianza de nuestros hijos.
¿Le ha ocurrido alguna anécdota con respecto a esa estigmatización masculina de la profesión? Quizá durante algún vuelo…
Sí. En un vuelo operado para el IMSERSO, unas señoras comentaron al verme en cabina: ”Mira Manoli, hoy lleva el avión una azafata”. Desde luego que era evidente que mi uniforme era de piloto…
Nos gustaría conocer un poco más de su historia: ¿Cuándo empezó su inquietud por la aviación?
Tenía 13 años, fue durante mi primer vuelo en avión. Al aterrizar en Nueva York vi una mujer vestida con el uniforme de piloto en la terminal y en ese instante me dije que quería ser como ella y ahí empezó el vértigo.
¿Cómo y dónde se formó como piloto?, ¿Cómo fueron esos años?
Me formé en la escuela de pilotos Airmed, en Valencia en el año 1997. Fueron tres años de preparación muy intensa, me costó mucho porque era de letras y todas las asignaturas estaban enfocadas a las ciencias excepto actuaciones y limitaciones humanas, esta incluía medicina aeronáutica y psicología. El plan de estudios abarcaba motores, aerodinámica, meteorología, inglés aeronáutico navegación, derecho aéreo y sistemas de un avión, entre otros.
Tengo un recuerdo bonito porque éramos poco alumnos y formamos piña. Era la única alumna de la promoción y al finalizar el curso mis calificaciones se encontraban entre las más altas.
¿Qué le aconsejaría a una mujer que está pensando en dedicarse a la aviación?
Le diría: “Prepárate para adentrarte en una profesión muy apasionante que ocupará una gran parte de tu tiempo, incluso cuando estés en tierra, porque nunca dejamos de estudiar y reciclarnos. Las empresas y Aviación Civil nos exigen un nivel muy alto de competencia para operar una aeronave, ya sea de pasajeros o de carga. Por otro lado, este trabajo te va a permitir disfrutar de la oficina con las mejores vistas del mundo y eso no se paga con dinero”.