Entrevista a Adriana Guevara, voluntaria de Lo que de verdad importa

“Las personas mayores necesitan una compañía que remueva, motive y cure”

Adriana Guevara tiene 55 años y asegura muy satisfecha que se dedica a ser feliz. Desde 2016 ha cambiado su percepción sobre el voluntariado. Hasta entonces, para ella, persona voluntaria era alguien que se apunta a lo que le proponen.

 En Entrevistas, PVE
Fotografía de Adriana y Pedro durante una sesión de voluntariado
Por Talía Estévez

Su concepto del voluntariado se ha actualizado gracias a ‘Tu historia de verdad importa’, un programa en el que jóvenes escuchan historias de mayores para luego poder resumirlas y plasmarlas a modo de biografía.  Inquietud y curiosidad son culpables del compromiso que ha adquirido Adriana con la tarea voluntaria. Hoy nos cuenta su experiencia.

¿Qué crees que aporta el voluntariado a la sociedad?

Altruismo, bondad, sensibilidad, conocimiento, conciencia… Estamos aquí en este planeta de paso; para ser felices y hacer felices a quienes nos rodean. Lo veo así de sencillo. Todo contribuye y todo aporta. En el voluntariado descubrí que hay muchas personas como yo y cuando compartes tu experiencia con tu entorno, haces que también afloren esas ganas de contribuir con la que, creo, nacemos todos. Hay asociaciones, entidades; hay personas que tienen interés por participar. Si unos y otros nos damos, somos más grandes y permitimos que la humanidad se gane su nombre.

¿Por qué decidiste ser voluntaria?

No lo decidí exactamente, no sabía lo que suponía . Simplemente me apunte a una oferta. Una vez lo he experimentado no he querido desligarme de “Tu historia de Verdad Importa”.  Gracias a ello, entendí el efecto de ser voluntaria, lo que realmente significa.

¿Cómo conociste el proyecto?

Por medio de Twitter. Estando de vacaciones en Brasil, en de Octubre de 2016. Encontré una propuesta en la que solicitaban voluntarios para contar su historia: los protagonistas. Y voluntarios para tomar nota de esa historia: los narradores. Siempre me ha gustado escribir, así que el proyecto llamó mucho mi atención. Una vez estuve dentro entendí el propósito: que los jóvenes escucharan de la mano de sus mayores la historia de nuestro país. Yo por mi edad, fui una de las excepciones y les agradezco que me hubiesen aceptado.

Explícanos, en qué consiste tu voluntariado.

Mi misión es acompañar, escuchar, dedicarle toda mi atención a una persona mayor, con el objetivo de tomar nota de todo lo que me quiera contar de su paso por la vida, convertirlo luego en la historia de su vida y más tarde publicarlo. En este proyecto todos los actores somos voluntarios; el protagonista o persona mayor (que debe expresar su interés por participar), la familia del protagonista, que también es parte activa, la residencia. los maquilladores y los fotógrafos.  Porque también se hace una sesión divertida y entrañable de fotos para las contraportadas de los libros.

Qué importante escribir las historias de nuestros antepasados para no olvidar, ¿no?

Es cierto. El pasado es eso, la vida de nuestros mayores, sus vivencias son las que conforman la historia reciente de nuestro mundo. Compartiendo su visión nos dan el pilar donde apoyarnos para continuar. Por ejemplo, Pedro Manzano, mi primer protagonista, nació en junio de 1914, en el 2017, cuando escribíamos el libro tenía 102 años y había vivido la Guerra Civil, se casó dos veces, tuvo hijos, nietos, biznietos, tataranietos. Se lió la manta a la cabeza y viajó a Japón, Filipinas, la Ruta Inca, la ruta Azteca… Escribía porque le encantaba. A mí me escribió un poema en cuanto me conoció. Era un gran lector y también fue voluntario.

Fotografía del poema que Pedro escribió a Adriana

 

Además de darles ese ‘servicio’ de biógrafa, haces una labor muy importante de acompañamiento. Hay mucha soledad entre las personas mayores, ¿Qué crees que les aporta este voluntariado?

Les da la importancia que se merecen. Era muy entrañable, cuando me contaba el personal de la residencia, que Pedro decía: “hoy viene mi biógrafa para escribir mi historia”¡Les hace tanta ilusión! Nos veíamos cada martes y, según contaban sus hijas Cecilia y Ana María; preparaba durante la semana las historias que me quería narrar. Les despierta de nuevo la ilusión, les motiva sentirse partícipes de algo que es muy importante, porque ellos son importantes. Rompes la rutina de su vida porque les abres la ventana a algo nuevo. Les aporta ilusión. Durante el año que dura el proceso, todos los que participamos recibimos una dosis perpetua de felicidad. Es maravilloso. Y respecto a la soledad que dices, yo lo llamaría, acompañamiento. Sí; les falta compañía pero no solo física, una compañía que les remueva, les motive y les cure.

¿Cómo percibes la vejez? ¿Crees que las personas mayores gozan de bienestar en España?

Cuando visité España por primera vez, me sobrecogió la cantidad de personas mayores que había por la calle. Eso fue en el año 1985. Luego fui descubriendo que sí, que envejecer en España es casi perfecto. Cada vez existen más y mejores propuestas sociales para llegar a mayor en las mejores condiciones físicas y mentales. Entiendo que  los mayores tienen bienestar. Para que te hagas una idea, yo me he planteado vivir hasta los 120 años.

Y a ti, ¿qué te aporta esta actividad?

Ha sido un descubrimiento para mí. Ha supuesto darle al botón del ego y ponerlo en off. He aprendido a respetar y a poner en valor a las personas mayores. Cuando salí de Colombia no había tenido la oportunidad de convivir con personas mayores y para mí era como si no existiesen. Con Pedro aprendí a respetarlos a darles sus tiempos, van a otra velocidad y no pasaba nada si le escuchaba y compartía a su ritmo. Me sentía tranquila y feliz por haber elegido regalarme ese tiempo con él.

Respecto a las personas mayores ¿en que ha cambiado la sociedad? ¿hemos mejorado?  ¿empeorado?

Bueno si lo miras con los ojos de ellos, hemos mejorado muchísimo.  Ellos son sensibles al salto cualitativo en sus vidas. Han vivido mucho y una vida muy dura, pero no se quejan, simplemente comparten y agradecen. Han podido ver cómo avanzan las tecnologías y cómo pueden seguir manteniéndose en pie gracias, también, a los adelantos científicos. Pero lo que más agradecen es el contacto con sus familias, el cariño por parte de la sociedad y el reconocimiento de haber contribuido a hacer del mundo lo que es hoy.

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