Adriana Davidova, artista colaboradora con la PVE

“La esperanza es uno de los grandes motores del ser humano”

Adriana Davidova, es una mujer polifacética. No solo es escritora, actriz, dramaturga y directora, sino que también es colaboradora de la Plataforma del Voluntariado de España. A través de su experiencia en el mundo del arte, cuenta cómo este puede ser una herramienta al servicio de la acción social.

 En Entrevistas, Nuestras Entidades
En la imagen, Adriana Davidova

Por Irene Ortiz

Adriana Davidova es pura luz. Desprende dulzura a través de sus manos y su voz y le pone corazón a todas aquellas cosas que hace. Es una mujer polifacética que utiliza el arte (la poesía, el cine y el teatro) no solo como una vía de expresión del cuerpo y del alma, sino como denuncia social.

Aunque nació en Sofía, la capital de Bulgaria, es de nacionalidad española. Ella asegura que gracias al entorno en el que se ha desarrollado, se ha convertido en una persona con una gran riqueza social y cultural. Procedente de una familia de artistas, la sensibilidad ante las injusticias que presiden en el mundo, le llevó a querer luchar por la solidaridad desde la palabra y la expresión corporal.

Adriana ha recibido numerosos premios en el ámbito del cine y del teatro, además de excelentes reseñas en el mundo poético. Para ella la poesía es vida, “es la expresión en palabra, en ritmo, en espacios y en silencios”. Entre algunas de sus últimas piezas destacan “Niño Nadie”, dedicado a menores víctimas de violencias; y “Nosotrxs”, un poema dedicado a las mujeres que, pese a la desigualdad y al terror, siguen luchando día a día.

¿De qué manera le ha afectado a su vida artística el hecho de que su familia emigrara a España?

Mi padre es periodista y mi madre es poeta, una de las mejores poetas de Bulgaria y también de España. Mi padre fue corresponsal aquí, o sea no fue una salida hacia un mundo supuestamente mejor, sino que fue una circunstancia vital. La vida nos trajo aquí por trabajo. Yo soy una española con mucha riqueza de orígenes, lo cual me enriquece de alguna manera como ser humano, como escritora, directora, poeta y actriz.

Otra persona en un contexto diferente al suyo, por temas de raza o situación social o económica, ¿cree que se habría visto expuesta a mayores desigualdades? Es decir, ¿la interseccionalidad interfiere en el arte?

Haces muy bien en plantear esa pregunta porque de eso hablo siempre de algún modo u otro en mi arte. Uno de mis temas es la defensa de Derechos Humanos. Yo creo que estamos en una sociedad en la cual es absolutamente necesario conservar todos los derechos que se han ido ganando a lo largo de las décadas. No debemos perder la empatía ni la capacidad de ponernos en el lugar del otro. Debemos abrirnos a que las personas puedan elegir dónde y cómo vivir.

Al fin y al cabo, las fronteras son una invención y, a veces injustamente, aparecen distancias entre un ser humano y otro. Yo creo que toda circunstancia influye en las posibilidades de desarrollo de cada persona.

¿De dónde le nace todo ese impulso por dedicarse al arte desde una perspectiva de implicación social y humanista?

Para mí el escribir forma parte de mi esencia vital, así como la interpretación y más adelante también la dirección. El tema humanístico de una situación específica a mi me toca muchísimo como persona humana, como mujer y como artista. Vivo casi como una obligación remediable el poner imágenes, palabras, voz y visibilidad a todo aquello que está silenciado u ocultado. Yo creo que el artista se implica, o por lo menos yo lo entiendo así.

Para mí es inevitable una implicación en todo lo que nos atañe como seres humanos. Precisamente, ser humano en esta época de barbarie del siglo XXI requiere a veces muchísimo coraje y valor.

Hablar de temas sociales es algo que le ha conmovido desde siempre, ¿encontró entonces en el arte la vía para luchar por estas injusticias?

Es una pregunta muy bonita. Como decía, desde muy pequeñita el arte forma un contexto continuo en mi vida tanto por las personas que me rodeaban como por mi propia aproximación. Entonces yo creo que todo esto va muy ligado. No fue como una elección intelectualizada de decir voy a usar el arte para luchar por esos temas que para mí son prioritarios, sino que fue como a la par.

La injusticia o la crueldad deliberada son las cosas que más me han impactado y creo que desde muy pequeñita ha sido mi lucha. Lo es y seguirá siéndolo. En mis obras siempre busco la luz, la esperanza. Me gusta, en lo que hago, dar lección de que haya una ventana o un pequeño túnel hacia la luz. Creo que la esperanza es uno de los grandes motores del ser humano. De hecho, la esperanza moviliza a muchas personas a seguir adelante. Por ejemplo, la Plataforma del Voluntariado desde la esperanza de mejorar las cosas hace que la gente colabore.

¿Qué papel debe cumplir el arte en el contexto social actual?

No se si la palabra “debe” es algo que se podría aplicar a todas las personas creadoras, porque el arte es todavía una manifestación muy individual. Pero para mí si implica un deber inevitable. El estar totalmente sumergida y posicionada en defensa de los Derechos Humanos. Creo que mi deber como artista y como ser humano es hacer todo lo que esté en mis manos para hacer del mundo un lugar mejor aportando mi gotita de agua; ya sea con mis poemas, cuentos, novelas u obras de teatro.

Me veo en la obligación emocional, intelectual, humanista e incluso moral, de dar todo lo que puedo a favor de tener un mundo más justo e igualitario donde las personas podamos vivir con la mejor dignidad posible.

¿Qué es lo que más necesita la sociedad en este momento en su opinión?

Son tantas cosas… Quizás empezaría por la esperanza. Pero una esperanza que no se base en banas promesas, sino en pequeñas realidades. También es absolutamente necesaria la solidaridad y el empatizar los unos con los otros, además del estar despiertos. Nunca cerrar los ojos ante el dolor ajeno, ante las miles de personas que mueren en los mares o en las fronteras. Ante los maltratos ejercidos contra cualquier ser humano. Nunca cerrar los ojos ante las violaciones, los abusos, la falta de libertad, de igualdad, ante la guerra. Creo que otra de las cosas que necesitamos como sociedad es que las guerras y las violencias nunca se conviertan en algo cotidiano. Que sigamos creyendo y creando paz. Esa palabra tan bonita, pero que no es una utopía, sino que podría ser real.

¿Qué le parece que la Plataforma utilice herramientas como el cine, la poesía o la pintura para dar a conocer la acción voluntaria?

Pues es maravilloso. Creo que es una manera muy directa de alcanzar a muchísimas personas. Ofrece la oportunidad de que lean, escuchen y conozcan diferentes realidades. A través del arte, la Plataforma del Voluntariado reivindica la educación, el pensamiento, la cultura, la capacidad de discernir, de elegir y de decidir.

¿Hace usted algún tipo de voluntariado?

Sí. De hecho, creo firmemente que es necesaria la voluntad para ayudar al prójimo.

¿Con qué frase, verso o mensaje le gustaría finalizar esta entrevista?

Pues me gustaría concluir con una frase de uno de los poemas de “Alerta latido”, mi libro escrito en el confinamiento, que hace un homenaje a todas aquellas personas que, pese a la incertidumbre y el dolor, se levantaban diariamente para seguir luchando.

“Si estás sola, si estás solo, dilo e iré sin ir. Levitaré hasta tu pecho y te daré consuelo”. Creo que estar junto al otro y consolarle, aunque no nos dejen físicamente, es una de las cosas que más nos humaniza como individuos y como sociedad. Y creo que para eso es tan necesario el voluntariado.

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