“Hacer un poco es mucho en beneficio de la sociedad”

“Yo trabajo como voluntaria y estoy encantada”. Matilde Fernández (Madrid, 1950) habla con voz pausada y alegre y escoge las palabras justas y precisas para expresar lo que piensa. Si se le pide que eche la mirada atrás repasa con cariño sus experiencias profesionales; si se le propone que se proyecte al futuro habla de esperanza, tolerancia y paz. Pocos reconocimientos tiene esta trabajadora infatigable que abrió caminos a muchas personas. Entre otros, fue la primera ministra de Asuntos Sociales del país. “Me tocó crear el Ministerio”, puntualiza la precursora de eslóganes que calaron en la sociedad. Feminista confesa recuerda su participación en la reciente Escuela de Otoño del Voluntariado celebrada en Valencia y pide tres deseos para el 2023.

¿Qué le pareció la Escuela de Otoño del Voluntariado?

Muy positiva. En estos tiempos tan complejos y agresivos que vivimos es importante que plataformas como la PVE se encuentren, piensen conjuntamente y marquen líneas y objetivos comunes. La unión hace la fuerza. Ver a muchas organizaciones pensando qué tenemos que hacer para mejorar la sociedad española es maravilloso. Además, quiero destacar que también vi mucha alegría, ilusión, comunicación fraternal y solidaria entre entidades. Me encantó.

Usted fue la primera ministra de Asuntos Sociales. Concretamente de 1988 a 1993 ¿Qué avances destaca desde entonces en esta materia?

Así es. Me tocó crear el Ministerio. Recuerdo decirle a Felipe González, ¿no llegamos un poco tarde? Él me respondió justificándose que “después de todo lo que estamos haciendo no tenemos recursos”. El Ministerio de Asuntos Sociales, con sus diferentes nombres y ubicación, téngase en cuenta que en este tiempo se sumó a Trabajo, a Educación y a Sanidad, y con los giros y cambios que ha sufrido, ha cumplido tres objetivos. El primero es que la red básica de servicios sociales se extendiera por todo el país. A veces sin recursos económicos y/o humanos pero creció. El segundo es que se avanzó en visibilizar las realidades de todos los colectivos poniendo en marcha acciones positivas. Y el tercero es que se ha empoderado al voluntariado, a las organizaciones no gubernamentales y a la economía social.

Si en 1988 le dicen que en 2022 se habrían logrado esos objetivos, ¿lo firmaría?

Habría sido más ambiciosa.

Se le atribuye ser la impulsora de las cuotas de mujeres en un porcentaje no inferior al 25 por ciento en los órganos de dirección del PSOE. ¿Cree que hemos mejorado en este capítulo?

Lo promoví en el año 1984 con muchas dificultades. Era muy difícil pero recurrí a la ayuda de mujeres progresistas y en el Congreso del PSOE se aprobó. Más tarde el resto de partidos lo incorporaron. En este sentido se puede decir que la familia socialista española fue una de las pioneras en implantar esas cuotas.

También presidió el comité español de ACNUR.

Sí, hasta el año 2018. Pensé que mi obligación era dejarlo pero me nombraron socia de honor y trabajo como voluntaria.

Hay quien la recuerda por ser precursora del eslogan ‘Póntelo, pónselo’.

Fue una campaña que caló en la sociedad. Era rompedora. Para algunas personas pudo ser escandalosa pero los medios de comunicación y los datos nos ayudaron mucho. Hubo pedagogía y respeto. Ahora sé que algunos piden que no se ideen nuevas campañas y se rescate aquella. En aquel momento la juventud se sentía libre pero nuestro objetivo, junto a la cartera de Sanidad, era que también fueran responsables.

Se autodefine como “feminista”. ¿Qué urge a día de hoy para alcanzar la igualdad?

Seguir trabajando en el cambio de mentalidad de la sociedad. Todos los países, incluso los de la Europa del pensamiento moderno, tienen muchos componentes machistas. Hay que seguir impulsando acciones, formación para familias, personal sanitario, jueces, el profesorado… Hay que avanzar en el reconocimiento de la igualdad para ser una sociedad completamente moderna.

¿Cómo animaría a la gente a hacer voluntariado?

Además de hacer voluntariado en ACNUR también estoy en una asociación de la Fundación ONCE que lucha contra la soledad de las personas. Me pidieron que estuviera en su comité consultivo y acepté encantada. A la ciudadanía le diría que las sociedades con mejor democracia son las que cuentan con ciudadanos que se sienten responsables. Por muy bueno que sea un país siempre habrá problemas o circunstancias que necesitan cercanía, la proximidad para resolverlos. Hace poco leí un estudio que decía que el sesenta por ciento de las personas quieren hacer algo, quieren ayudar. Ese porcentaje es una llamada de atención para tratar de llegar a todos los barrios de todas las ciudades. Hacer un poco es mucho en beneficio de la sociedad.

Ya que se acerca un año nuevo, ¿qué tres deseos le pide a 2023?

Que todos tengamos una dosis de esperanza. Que intentemos crecer en tolerancia y ser más exigentes para ponernos en los zapatos de los demás y que pongamos nuestra energía en crear sociedades que exijan la paz.

Ojalá se cumplan.

No quiero acabar esta entrevista sin agradeceros la oportunidad y sin recordar un dato. Cuando se terminó la segunda Guerra Mundial había cincuenta millones de personas demandantes de refugio. Hoy, en 2022, sin contar la guerra de Ucrania, hay más de cien millones de personas desplazadas y treinta millones de personas con estatus de ser refugiados. En un mundo donde crecen los recursos también crecen las desigualdades y basta comparar estas cifras para darse cuenta de que no se soluciona.

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