Ascen Ibáñez, voluntaria en la protectora 'Amores peludos'

“Gracias a este voluntariado con animales das y recibes vida”

Cada año se abandonan en España a más de 150.000 perros, la gran mayoría sin chip de identificación, según datos de la Real Sociedad Canina de España (RSCE). Muchos de estos animales son galgos, pero, al contrario que sucede con otras razas, que se abandonan más en verano, a estos animales la tragedia les llega en febrero, tras la temporada de caza. Los sueltan al no ser necesarios, o por tener enfermedades o heridas. Y si no fuese por las protectoras o casas de acogida, su fatal destino estaría escrito.

 En Entrevistas, PVE
Ascen posa con Hiromi, una de las galgas que ha acogido
Por Laura Montalvo

Con la acogida temporal se le da al galgo la oportunidad de introducirse en un espacio familiar que le facilita retomar el contacto. También se le ayuda a recuperarse de sus heridas físicas o emocionales si es necesario.

A ello se dedica Ascen Ibáñez, administrativa, es voluntaria desde hace casi dos años en ‘Amores peludos’, una protectora de Madrid que acoge a estos perretes con el objetivo de buscarles un nuevo hogar, porque “el amor no se compra, se adopta”. Tras el confinamiento y la llegada del teletrabajo se encontró con un tiempo libre que ha dedicado a su pasión por los animales.

¿En qué consiste la acogida de galgos?

Los galgos llegan a la protectora tras ser abandonados, a veces llegan en muy malas condiciones, enfermos, o con miedo y desconfianza. Es necesario tratarles y ayudarles, y mientras les llega una persona o familia que les adopte. Lo mejor para ellos es estar en un hogar, y ahí entramos las personas de acogida. Los tenemos un tiempo, pero no nos los quedamos, somos un paso intermedio antes de su destino definitivo.

¿Cómo decidió hacer este voluntariado?

Me lio mi hija, que le encantan los animales. Fuimos a una feria y conocimos a la protectora. Y al trabajar desde casa tengo más disponibilidad. Antes invertía mucho tiempo en ir a trabajar, vivo en Fuenlabrada y trabajo en el centro de Madrid, por lo que pasaba varias horas en transporte público. Ahora tengo más tiempo y empecé en la protectora con tareas como limpiar y acompañamiento con los animales. A raíz del confinamiento y estar más en casa me ofrecieron probar con la acogida y ya hemos acogido a tres galgas.

¿Qué tal la experiencia?

Muy contenta. Al principio asumí la responsabilidad con mucho miedo, porque nunca hemos tenido perro en casa. A mi hija le encantan, pero con el ritmo de vida que llevábamos no lo veía posible porque no íbamos a poder dedicarle tiempo. Pero con esto nos decidimos y es una manera de ayudar y vivir una experiencia espectacular. No conocía esta raza, y no se puede ser más bueno ni más noble. El galgo es un animal muy tranquilo y agradecido.

La acogida es un compromiso…

Claro, hay que ser consciente de muchas cosas. Por ejemplo, a la primera perrita que acogí la encontraron con una pata rota y necesitaba un hogar para recuperarse. Me la traje a casa durante las vacaciones de Navidad y tenía que cuidarla, llevarla a revisiones del veterinario, darle cariño… rehabilitarla tanto física como emocionalmente hasta que sale una adopción definitiva.

Hábleme de la labor que hace la protectora y sus necesidades

La persona que la lleva es Lara, ella dejó todo aparcado para dedicarse al rescate y rehabilitación de galgos. Montó la protectora y las personas voluntarias colaboramos. Necesitamos gente comprometida, con ganas. También se necesita dinero, por los tratamientos, pero sobre todo manos para ayudar: limpiar, sacar a los perros de paseo, la rehabilitación… También se necesitan materiales como mantas o cojines. Y hacemos mercadillos con manualidades o material para los animales para poder sufragar los gastos, que son muchos. Cuando se recogen los galgos hay que ver si tienen chip, se les hace una analítica, se les trata si tienen enfermedades, se les castra…

¿Cuántos animales tienen en el albergue?

Como unos 80 (en el momento de realizar la entrevista). Hemos llegado a tener más de cien, sobre todo en febrero, cuando termina el periodo de caza. En nuestro caso no es el mayor pico en verano, cuando se suelen abandonar perros que se han cogido en Navidad, por ejemplo. Algunos cazadores nos los llevan directamente, pero muchos otros los encontramos abandonados o nos avisan si los ven deambulando. Lo que se hace es observar, les llevamos comida donde estén, que cojan confianza y luego les recogemos, les salvamos.

¿Cómo se puede concienciar a la gente frente al abandono de animales?

Creo que hay que hacer mucha labor con las nuevas generaciones, con las personas más jóvenes. Inculcarles el respeto y el cariño por un ser vivo: perros, gatos, lo que sea… A los animales hay que verlos como seres vivos, no como herramientas o juguetes. E incidir en la importancia de adoptar y no comprar. Hay muchos perros que buscan una familia, no hay necesidad de comprar un cachorro de una determinada raza. La labor de las protectoras es muy completa, y se hace un trabajo concienzudo para emparejar al perro perfecto con la familia perfecta. La prioridad es el bienestar del animal

Su protectora está especializada en galgos, ¿Abundan los abandonos en esta raza?

El galgo es una raza muy maltratada en nuestro país, por el tema de la caza. Tratan a estos perros como herramientas, y cuando ya no les sirven les abandonan. Es muy fuerte, porque a algunos les abandonan en el campo con el bozal, no pueden comer ni ver por su cuenta. Vienen a la protectora con daños y muy marcados también de espíritu y corazón. Por eso es importante la acogida. Porque en el albergue tienen una atención, otros perros con que estar, pero no el trato humano del día a día como sí se le puede dar en una casa.

¿Cómo se trabajan estos aspectos?

En casa le das cariño, le bajas a la calle a dar paseos, le enseñas a que vuelva a confiar en las personas, a que no todo el mundo es malo. Se trata de rehabilitarles física y anímicamente, devolverles el respeto que se merecen.

¿Cómo se preparan las personas voluntarias que van a acoger? ¿Pasan por alguna formación?

A nivel de la asociación o protectora no hacemos esa formación. Las acogidas las solemos hacer las personas voluntarias, es muy raro que lo haga alguien de fuera de la protectora, por lo delicado del tema. Sí que hablamos mucho entre nosotros, compartimos experiencias. Y nos formamos de forma individual. Por ejemplo, con la última perra que adopté he leído mucho porque era muy miedosas y quería estar preparada. Hice un curso online, veo vídeos… Y te voy a decir una cosa que puede parecer una locura: al final, como con la maternidad, es por instinto. Hay veces en las que el instinto te hace reaccionar de determinada manera, y en mi caso siempre ha salido bien. Y siempre podemos contar con los compañeros y compañeras de la protectora, que es en los que te apoyas más.

¿Qué le aporta de forma personal este voluntariado?

A mí me aporta la satisfacción de ayudar al animal y demostrarle que no todo el mundo es malo, que puede volver a confiar en el ser humano. Me aporta un cariño y una devoción impresionantes. Solo con la manera en que te miran… Me aporta mucha tranquilidad saber que está en casa, seguro y con cariño. Que le estoy dando dignidad como raza. Y estos animales aportan compañía y cariño. Y cuando se van con una familia es un sentimiento mezclado, por un lado, mucha pena porque se va de mi casa, pero, por otro, mucha satisfacción. Con este voluntariado das vida y recibes vida.

Una vez que termina la acogida ¿vuelve a tener contacto con los galgos que cuidó?

Sí, he tenido mucha suerte y sigo en contacto con las familias que adoptaron a mis tres acogidas. Y es una felicidad verlos evolucionar. Si ya en mi casa se les notaba mejor, verlos seguir evolucionando y que las familias te agradezcan lo que has hecho por el que ahora es su perro es maravilloso. Te llena muchísimo

Porque no solo se ayuda al perro, sino también a las familias que lo adoptan

Exacto. Las escuchas cuando te cuentan que estos animales han llevado la alegría a sus casas. Y es una satisfacción personal pensar que yo he colaborado a ello, que he hecho de puente para que la perra que tuve sea feliz y que haga feliz a una familia que les cuida y los quiere.

¿Recomendaría participar en este programa de acogida de ‘Amores peludos’?

Sí, sin dudas. Se lo recomiendo a todo el mundo. Es más, además de por hacer algo bueno por estos animales, o por colaborar, es que te aporta también cosas de forma personal. Por ejemplo, mi marido y yo salimos juntos a andar solo cuando tenemos a los perros de acogida. Él llega tarde a casa y entre ducha y cena se acaba el día. Pero cuando hemos tenido a las galgas se anima y bajamos juntos antes o después de cenar, algo que no hacemos normalmente. Con las galgas nos hemos dedicado más tiempo juntos.

 

 

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