José Luis Herrera

“Hacer voluntariado le da sentido a mi vida tras mi problema de salud mental”

La salud mental se ha enfrentado tradicionalmente al estigma y al tabú, pero a veces no hay mal que por bien no venga y el grito de un diputado del PP en el Congreso, “vete al médico”, al portavoz de Mas País, Iñigo Errejón, cuando hablaba de la salud mental y la pandemia, ha puesto de actualidad un tema por el que se suele pasar de puntillas. Porque no nos importa decir que nos duele un brazo o una pierna,  que tenemos alergias o hipertiroidismo. Pero nos cuesta hablar  (y escuchar) sobre cuestiones relacionadas con el bienestar emocional, psíquico y social.

 En Entrevistas, PVE
POR LAURA MONTALVO

A José Luis Herrera (Santa Cruz de Tenerife, 1971), voluntario en la Asociación Salud Mental La Palma, también le costó. Sobre todo al principio, cuando comenzó a sufrir los estragos de los problemas de salud mental que le acompañarían desde pequeño y que le hicieron sumirse en un mundo propio de soledad y tristeza. Pero desde hace ocho años es “una persona nueva”, cuando comenzó a colaborar con el movimiento asociativo y ayudar a otras personas a través de su experiencia: la de alguien que pasa por algo tan traumático como abusos y un intento de suicidio y logró salir adelante. Hablando de ello, dándolo a conocer a través del voluntariado. Por eso valora muy positivamente que la salud mental esté de actualidad, “aunque sea a costa de que algunos se lo tomen a guasa”.

¿Cómo afronta uno que tiene un problema de salud mental?

Es muy difícil salir de ese armario y contar tus miserias, sobre todo porque existe un gran rechazo en la sociedad. Lo que es lo normal para una gran mayoría no lo es para muchas personas, no encajamos, no nos gustan ciertas cosas, no nos sentimos bien ante determinadas situaciones, pero la sociedad actual te educa y actúa para que entres por donde todos van: hay que ser los mejores deportistas, estudiantes, los mejor peinados, todo muy competitivo, pero nadie te pregunta si eso es lo que quieres, se da por hecho. Veo que se actúa como robots, y somos personas, con nuestras rarezas y nuestras diferencias. Yo estive un montón de años absolutamente aislado, metido en una habitación y sin atisbo de esperanza, sin saber qué hacer con mi vida y con ganas de acabar con ella.

¿Cómo salió adelante?

Hay que decir que es posible la recuperación, bueno, prefiero hablar de estabilización, porque los problemas de salud mental no es tanto que sean una enfermedad, sino un problema de adaptación. Yo pasé por una situación traumática, estoy diagnosticado de problemas de salud mental. Con todos los episodios que yo viví de pequeño, de abusos, acabé con una depresión muy profunda, pero al conocer el tema de las asociaciones de salud mental empecé a oír que ante estas situaciones hay alternativas. Que no es solo lo que te dice el psiquiatra, que esto es crónico, es como una diabetes y el tratamiento son pastillas. Supe que hay algo más, la salud empieza por la cabeza y no podemos dejar de lado la salud mental, es algo que puede mejorar. Puedes manifestar cómo te sientes, compartirlo, no cerrarte. Es algo que recomiendo mucho, sobre todo en situaciones donde ronda el quitarse la vida.

Porque hablar de ello es esencial para prevenir el suicidio…

Claro, hay que hablarlo, y hay que escuchar, porque quien se propone acabar con su vida no es porque le haya venido de repente, es algo muy meditado. Eso de que nos da una locura repentina y se hace es un falso mito. No es algo súbito, lo vienes mascando desde hace tiempo. El suicidio es el exponente máximo del sufrimiento, pero desgraciadamente no hay un baremo para medirlo. El problema del suicidio es algo que está vigente desde hace muchos años, es una de las causas principales de muerte en España, más que de accidentes de tráfico. Sin embargo, se invierte mucho en campañas para que no te mates al volante y no se invierte nada en prevenir el suicidio. Parece que no hay interés político ni social, parece que no se ha avanzado nada desde cuando a las personas que se quitaban la vida ni se les enterraba en el cementerio.

La eterna lucha contra el estigma social

Sí, el estigma es una de las principales barreras que nos encontramos las personas con problemas de salud mental. Uno no puede decir que oye voces porque enseguida te rechazan.  No está en mis manos lo que otros piensen de mí. Y hasta que no te toca no ves la realidad, y esas personas que lo han vivido, por ellas mismas o familiares, sí empatizan. Pero al margen de cómo te ve la sociedad también tenemos la lucha contra el auto estigma. Las personas que tenemos problemas de salud mental vivimos constantemente llenos de esos prejuicios y sí está en nuestras manos la forma en como eso nos afecta. Debemos alejarnos del rechazo a nosotros mismos. Por ello es esencial dar testimonio, me creí que se puede salir y salí. Y al ofrecerme como voluntario puedo ayudar a otras personas que pasan por situaciones parecidas, pero también es una ayuda para mí.

¿Qué tipo de voluntariado realiza?

Yo empecé en la Federación Salud Mental de Canarias y de ahí llegué a la Confederación Salud Mental España. Estoy con Salud Mental La Palma, donde participo en el programa de sensibilización y gestión de emociones en la escuela; y también hago colaboraciones con el Colegio de Psicología de Santa Cruz de Tenerife. Doy charlas en centros educativos, en centros de menores con problemas, y doy mi testimonio allí donde me lo piden, porque es importante transmitir que cuando tienes un problema de salud mental es posible recuperarse. De hecho, empiezo mis intervenciones de manera muy profesional, me dirijo a los chavales, les hablo de cuestiones como el estigma, la enfermedad mental, el suicidio… y no es hasta el final cuando digo que yo pasé por todo esto. No tengo conocimientos técnicos ni soy un profesional, pero sí tengo mis vivencias. Hay cosas de las que no me siento orgulloso, pero a través de ellas aporto mi granito de arena a la sociedad y colaboro en la educación y sensibilización.

¿Cómo se puede hablar de estos temas con chicas y chicos de corta edad?

Sin sensacionalismo y desde el corazón. No doy datos escabrosos, no entro en detalles y siempre ofrezco una visión positiva. Hablo de cómo se llega a esa situación y les hago ver que la enfermedad mental es algo que nos puede pasar a todos. Muchos de esos menores se sienten identificados, porque estas situaciones de depresión, fracaso, malestar emocional y sentir que tu vida no tiene sentido es algo que le pasa a muchísima gente, y desde edades tempranas.

¿Qué ha supuesto para usted realizar voluntariado?

Llevo ocho años como voluntariado y para mí ha sido mi forma de vida, una forma de encontrarle sentido, de sentirme útil. En el movimiento asociativo escuché hablar de la posibilidad de recuperación, y supe que esto es algo con lo que se puede convivir. Y ahora soy yo quien ayuda a otros. Para cualquiera persona es fundamental saber que está haciendo algo útil, y el voluntariado es una opción muy buena. Soy yo quien está agradecido cuando colaboro con esta causa.

Pero seguro que también ha recibido ese agradecimiento por su labor

Claro, mucha gente te agradece dar este punto de vista, y además tengo dos casos concretos con los que puedo decir que ha valido la pena mi labor. Te cuento uno: un chico en un centro de menores que había tenido una estancia delicada, con diversos problemas, participó en una de las actividades conmigo. Cuando acabé la charla habló con la responsable de su módulo y le dijo que le había llegado mucho lo que yo había contado y quería cambiar. Eso fue hace unos años y hoy en día sé que ese chico dejó de delinquir, dejó sus problemas de adicciones y es padre, con una vida que le satisface. Pudo salir del pozo y es muy satisfactorio.

Salud mental es una de las causas con la que menos se anima la sociedad a colaborar, pero según su testimonio es algo muy gratificante

Es cierto que la gente es más reacia a colaborar con personas con enfermedad mental, y hay otras causas que también generan rechazo, como prisiones o el sinhogarismo, algo muy vinculado con temas de salud mental. Yo animo a la gente a que pruebe, que huya de prejuicios, porque se puede aprender mucho. Y dedicar dos horas de tu tiempo a la semana, una tarde, va a redundar en tu calidad de vida y vas a hacer una gran labor social y vas a poder ayudar a alguien a sentirse mejor. Aunque sea un acompañamiento, porque hay un gran problema social, como es la soledad y eso es algo que podemos evitar. No cuesta nada y se consigue mucho.

 

 

 

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