“Empecé en el voluntariado porque tenía algo que enseñar y compartir”
Javier Montes
A José Luis Elías Barro (Villaviciosa, 1956) todo el mundo le conoce como ‘Josechu’. Lleva desde los 24 años dedicado al mundo de la imagen personal y la peluquería y desde hace seis reserva parte de su tiempo a tareas de voluntariado en la Fundación por la Acción Social Mar de Niebla, en Gijón. Él es el encargado de organizar una actividad que han llamado ‘Senderos’. “Cada quince días vamos a descubrir una ruta por la naturaleza”, dice Josechu con una sonrisa casi perenne que contagia al medio centenar de personas que suelen apuntarse a las excursiones para esquivar soledades, hacer ejercicio o compartir experiencias al aire libre.
¿Cuándo empezaste esa tarea solidaria y qué te empujó a dar el paso?
Hace cinco o siete años, no recuerdo bien. Fue a través de mi amiga Blanca Cañedo. Ella preside Mar de Niebla y me animé a compartir mis experiencias y sensaciones con la naturaleza. Llevo caminando solo por el monte desde los ocho años, siempre me he refugiado en el entorno natural, y pensé que podía compartirlo con gente. De ahí surgió el grupo ‘Senderos’. Cada dos fines de semana vamos a descubrir alguna ruta. Normalmente me acompañan personas que tienen una vida complicada. Es muy enriquecedor para todas.
¿Qué perfil de personas suelen apuntarse a esas excursiones?
Normalmente, como decía, es gente con una vida complicada. No sabría definir un perfil concreto: gente mayor, personas con discapacidad, también gente joven… de todo tipo pero quienes vienen suelen repetir. En ocasiones llegamos a reunir a cincuenta personas. Convivo con ellas, nos tratamos con cariño y respeto. La verdad es que estoy muy a gusto. Es gente muy cariñosa e incluso puedo decirte que nos hacemos pequeños regalos. Siempre les comento lo mismo: yo tengo dos madres, la biológica y la naturaleza.
¿Cómo las organizas?
Me coordino con Jony, el encargado de todas las actividades. Pienso en una ruta y a través de un grupo de WhatsApp comparto la fecha prevista, la distancia, la dificultad de la caminata y el tiempo aproximado que vamos a invertir. Me encargo de alquilar el autobús, si es que lo necesitamos. Les animo a moverse y tener una vida activa y saludable. No vale únicamente con venir a una excursión cada quince días.
¿Y qué destinos elijes?
Depende. A veces vamos por los alrededores de Gijón y no necesitamos autobús. Hace poco, por ejemplo, fuimos hasta un lavadero y por el camino paramos para visitar el Museo Evaristo Valle. También hicimos recientemente una senda costera preciosa por el concejo de Llanes. Lo que intento hacer siempre es que se paren y escuchen la naturaleza. Les pido silencio para que escuchen el murmullo de un riachuelo, el cantar de los pájaros… Les hago conocer lugares que igual no habrían conocido jamás y experimentar sensaciones que quizás ni se habían planteado. El 9 de octubre vamos a la feria de los higos, en Rozaes… ¿Te apuntas a venir?
Si puedo, sí. Gracias por el ofrecimiento. ¿Qué te aporta la experiencia del voluntariado?
Aprendo mucho y disfruto más. Tuve una infancia difícil y valoro muchísimo la amistad. La pandemia, en general, aisló a mucha gente y todavía hay quienes tienen miedo pero la vida es lucha. No hay nada perfecto pero sí hay que buscar un lugar en el mundo.
¿Qué le dirías a aquellas personas que estén pensando en hacer voluntariado?
Para ser voluntaria o voluntario, a mi juicio, tienes que tener una vida llena. Yo empecé porque tenía algo que enseñar y compartir. No me gusta hablar de ayudar. En la vida hay que sentirse bien y disfrutar. Si es así, puedes desempeñar con éxito una tarea solidaria.
Tienes 67 años, ¿hasta cuándo piensas seguir con esta labor?
Si la salud me lo permite seguiré trabajando hasta los setenta porque no quiero perder el contacto con mis clientes de la peluquería, me informan de cosas y me obligan a estar a la última en tendencias. A partir de los setenta mi idea es vender la casa en la que vivo e irme a vivir a… ¿Almería? No sé. Si sigo en Gijón seguiré con el voluntariado.
¿Algo más que añadir?
Sí. Quiero enfatizar la extraordinaria labor que se hace en Mar de Niebla. ¡Es única! Organizan cursos de todo tipo: de teatro, de cocina, de yoga, de baile, talleres de costura, de electricidad… Héctor, el director, y su mujer Eva merecen todo mi reconocimiento.