Irene Melchor, voluntaria refuerzo educativo en Fundación Secretariado Gitano

“El conocimiento y la cultura nos dan mayor libertad y poder de decisión”

Empieza el nuevo curso en septiembre, con la incertidumbre que provoca la actual crisis social y sanitaria del COVID-19. El debate de llevar a los niños y niñas al colegio está en la calle. Pero hay otras realidades.

El abandono escolar de la juventud gitana es de casi un 65%, mientras que en el conjunto de la población no llega al 20%. Esto significa que, por la confluencia de factores muy diversos, la mayoría de la juventud gitana no consigue acceder actualmente a estudios superiores.

Para paliar esa brecha en la escolaridad, entidades como Fundación Secretariado Gitano intentan romper los estereotipos y mejorar la vida de muchas personas.

 En Entrevistas, PVE
Tatiana Ojeda Bermúdez

Irene tiene 22 años y acaba de graduarse como profesora de Primaria con especialidad en Pedagogía terapéutica. En su tiempo libre es voluntaria en la sede de la Fundación en Valencia, dando clases de apoyo a alumnado de entre 8 y 12 años. Su mayor sueño es que exista una educación de calidad para cualquier alumno y alumna, sea cual sea su situación económica, raza o condición.

Esta joven, de voz dulce y con los objetivos muy claros, participó de forma virtual en el homenaje que organizó el pasado mes de agosto la Plataforma del Voluntariado de España en Fuengirola. Ella fue uno de los testimonios con los que se conmemoró la gran labor que desempeñan las personas voluntarias.

¿En qué momento te planteaste ser voluntaria?

Siempre me ha llamado la atención la función de los voluntarios, pero lo que me hizo dar el paso fue interactuar de cerca con personas en riesgo de exclusión social. Concretamente en la Fundación Secretariado Gitano se ofertan clases de apoyo en distintos colegios y en cada uno de ellos asisten entre 8 y 12 niños. La tarea de voluntariado en las aulas consiste en proporcionar ese apoyo educativo, preparación de materiales, técnicas de estudio etc. Pero, en mi opinión, una de las grandes funciones del voluntariado es ofrecer un trato individualizado y personal al alumnado, haciéndolo sentir único durante su proceso de aprendizaje.

Septiembre es el mes de los nuevos comienzos, ¿Cómo se presenta la “vuelta al cole” en la Fundación?
La situación actual con el Covid19 es totalmente nueva, pero estamos trabajando duro para cumplir con todas las medidas necesarias y garantizar un proceso de aprendizaje seguro. En los colegios presentan una logística muy buena y bien estructurada para la prevención del virus: los niños entran de forma escalonada y por diferentes puertas según el curso en el que estén matriculados. En cuanto a las familias, estamos haciendo mediación y asesorándolas continuamente porque siguen con un poco de temor. Pero hasta el momento estamos obteniendo buenos resultados.

¿Cuáles son los protocolos de higiene que seguís ahora?
Nuestro protocolo de higiene consiste en mantener los dos metros de distancia de seguridad en todo momento, tanto durante el refuerzo educativo como durante el acceso al aula. Al comienzo del refuerzo usamos la alfombra desinfectante, aclaramos nuestras manos con gel hidroalcohólico y nos medimos la temperatura corporal. Además, es obligatorio el uso de mascarilla para todos, tanto alumnado como profesorado. También se proporciona material escolar individualizado, es decir, cada alumno o alumna posee su material y no lo puede compartir con el resto de compañeros. Por último, se mantiene la constante desinfección de las salas.

La crisis del Coronavirus empezó en marzo, es decir, en pleno año escolar, ¿Habéis tenido dificultades durante la pandemia?
La dificultad principal son los recursos de las familias, ya que la mayoría de ellas presentan un nivel económico escaso y como consecuencia no tienen conexión a Internet, ordenadores, tabletas, impresoras. Incluso, se han dado algunos casos en los que no tienen material escolar básico como libretas, tijeras, pegamento, bolígrafos… Además, muchos de los alumnos tampoco contaban con un espacio de estudio adecuado y tenían que realizar el refuerzo en el comedor o en la cama de sus padres. Por ello, primero hemos tenido que suplir dichas necesidades y, después, ofrecer el servicio de refuerzo. Centrándonos en el “tele refuerzo”, la respuesta por parte del alumnado ha sido muy buena, tenían muchas ganas de vernos y de seguir trabajando con nosotros.

Hay familias que apenas tienen opciones, o no pueden elegir si llevar a sus hijos e hijas al cole, ¿Estás a favor de las clases presenciales?
En mi opinión, siguiendo todas las medidas de seguridad establecidas y fomentando la concienciación entre el alumnado se pueden llevar a cabo las clases presenciales. Yo creo que el proceso de aprendizaje debe continuar a pesar de la pandemia con la que convivimos porque lamentablemente no todas las personas poseen el mismo nivel económico y por tanto muchos alumnos no cuentan con la nueva tecnología para realizar un aprendizaje tutorizado online.

Por supuesto, los equipos directivos y docentes de los centros educativos deben cumplir y garantizar una educación segura en los tiempos de Covid.

En el tiempo que llevas dando clases con Secretariado Gitano, ¿Has forjado algún vínculo especial?

Recuerdo con mucha alegría el caso de una alumna. Ella presentaba algunas dificultades en cuanto a la motivación escolar y eso tenía una gran repercusión en su continuidad educativa. Al trabajar juntas y forjar dicho vínculo, ella descubrió que yo era gitana y que, con esfuerzo, había conseguido estudiar una carrera. Para ella esa vivencia fue muy llamativa e inspiradora y pudo ver en mí un ejemplo y un referente al que seguir.

Cada vez hay más jóvenes gitanos que se animan a hacer estudios superiores. Y muchos mantienen la cultura tradicional y se casan jóvenes o tienen hijos pronto. ¿Crees que está cambiando esa mentalidad?
Cada vez somos más los miembros de la comunidad gitana, tanto mujeres como hombres, los que accedemos a formación postobligatoria y continuamos formándonos. Pero debemos ser conscientes de que queda mucho trabajo por hacer y que se debe dar visibilidad a la importancia de tener formación, tanto a nivel profesional como personal.

¿Crees que aún existen prejuicios hacia la comunidad gitana? ¿Qué podemos hacer para cambiarlos?
A pesar de que hemos mejorado como sociedad, los estereotipos siguen conviviendo con nosotros día a día. Creo que para poder erradicarlos hay que entender y respetar la cultura y las tradiciones de todas las realidades sociales.

¿Qué consejo le darías a la juventud que pueda leer esta entrevista?, ¿Los animarías a seguir formándose?
Les recomendaría que siguieran formándose en aquello que les apasiona. Para mí el conocimiento y la cultura proporcionan una mayor libertad y poder de decisión. Además, los estudios aumentan tu desarrollo tanto profesional como personal y te permiten conocer otras realidades y situaciones sociales.

En mi caso, mi formación me ha permitido conocer el voluntariado y poder ayudar a muchos niños y niñas con necesidades y esto es un motor fundamental en mi vida.

Participaste en el homenaje virtual de Plataforma del Voluntariado de este verano con un vídeo muy emotivo…

En el vídeo intenté reflejar mi trabajo como voluntaria en la Fundación. Ser voluntaria me aporta muchísimas cosas, entre ellas crecimiento personal, experiencia profesional y contribuir al progreso de mi cultura.

Por último, ¿Recomendarías hacer voluntariado?, ¿Por qué?, ¿Qué te ha aportado personalmente ser voluntaria?
Lo recomendaría sin pensarlo. Es una experiencia que te aporta un crecimiento personal muy grande, tanto en el ámbito laboral como en el social. El algo que te permite ayudar a las personas y mejorar su calidad de vida. Además, ser voluntaria me ha permitido ver que nuestra función es indispensable y necesaria para muchas personas. Ayudamos a mejorar su calidad de vida, incluso creando en ellas un sueño por el que luchar.

 

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