Cocemfe: Bucear en silla de ruedas

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¿Es posible bucear en silla de ruedas? Mikel Bidaurre navarro de 29 años responde a esta pregunta lanzándose al mar con su silla de ruedas para demostrar que “que se puede llegar lejos, incluso con silla” porque “la discapacidad se lleva en el culo y no en la cabeza”. Unas palabras que repite justo antes de sumergirse en las aguas del Cantábrico y dibujar con sus dedos la señal de ‘ok’.

La experiencia se recoge en el video ‘El desafío de Mikel, bucear en silla de ruedas’ (https://www.youtube.com/watch?v=0tHCkYZs9MY), realizado gracias a Buceo Mistral, empresa que quiere abrir la actividad al colectivo de la discapacidad, el fotógrafo de Diario de Navarra Ivan Benítez y COCEMFE Navarra, federación de discapacidad física y orgánica.

“Queremos impactar en la sociedad con un video que haga mirar la discapacidad de forma diferente. Invitamos a que se sumerjan con Mikel, dejen en la orilla los prejuicios y vean las capacidades de una persona con discapacidad. Porque “si una persona es capaz de dejar en la barca su discapacidad y sumergirse en el mar?por ejemplo, ¿por qué no va a ser capaz de trabajar si está formada para ello?”, explican desde COCEMFE Navarra, que abre con este video una campaña de sensibilización con la colaboración con la Fundación Caja Navarra.

La experiencia tuvo lugar frente la cala de los Frailes, en la localidad guipuzcoana de Hondarribia. Pero la historia de superación de Mikel comienza mucho antes, en 2008. Mikel tenía 24 años y participaba en el Premio de Miguel Indurain de manera voluntaria como “enlace” para controlar los cruces en la carrera. “No sé muy bien lo que sucedió. Un coche nos golpeó por un lateral”. El impacto le provocó una lesión medular: se puede poner de pie pero no caminar.

Al principio se sentía mal, “inútil”, recuerda. “Pero con trabajo y aptitud yo creo que se puede superar todo. Las desgracias vienen solas, no hay que darles argumentos”. Porque si algo tiene claro es que “los límites no los pone el cuerpo, sino la cabeza” y la suya no está atada a ninguna silla: vela adaptada, descenso de barrancos, maratones, esquí?incluso acaba de completar el Camino de Santiago en su bicicleta adaptada.

Sin embargo tenía el buceo como “una asignatura pendiente”, explica Mikel, que acudió a su ‘bautismo’ “en alerta”. “Pasé la noche con nervios, no sabía cómo me iba a sentir, pero uno tiene que probar las cosas, buscar estímulos que le ayuden a seguir adelante, porque para el ‘no’, siempre hay tiempo”.

Unos nervios que quedaban en la superficie en el momento de zambullirse, justo cuando un cielo encapotado dejaba pasar los primeros rayos de sol de la mañana. “Tu cuerpo se mueve muy fácilmente, sientes que vuelas, una sensación muy agradable. Y sales del agua mejor de lo que entras, con el cuerpo más relajado, más tranquilo”, explica Mikel, quien busca en la experiencia el “efecto contagio”.

“La imagen de bucear con la silla de ruedas es un recurso para concienciar. Lo que se busca es el efecto contagio. Se pretende visualizar la discapacidad y enseñar que se puede llegar lejos, incluso con silla porque ésta sólo se lleva en el culo y no en la cabeza”. Y añade: “Lo volvería a hacer”.

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