Asunción Corral, voluntaria en Fundat-Atades en Zaragoza

“Reforzar las habilidades de personas con discapacidad es integrar”

Asunción Corral ha hecho voluntariado durante toda su vida casi sin darse cuenta. Desde hace siete años colabora en la Asociación Tutelar Aragonesa de Discapacidad Intelectual – Atades, en Zaragoza. A lo largo de esta entrevista explica cómo, a través de las actividades, conceden a este colectivo la oportunidad de ser y de tener un papel entre la sociedad, porque “tienen ese derecho al igual que todo el mundo”.

 En Entrevistas, PVE
Asunción Corral en una exposición de arte de Atades

Por Irene Ortiz

Así como el cariño de una madre, Asunción Corral atiende a personas con discapacidad intelectual. De manera incondicional, con paciencia y mucha cautela, dedica un “ratico” de su tiempo a hacer que la vida de estas personas sea la mejor posible. Siempre con una sonrisa enorme que contagia alegría allá donde pasa. Fue casi sin buscarlo, de casualidad, cuando un día junto a su marido, decidió empezar a colaborar en Atades. Aunque esto sucedió hace siete años, el voluntariado y la implicación por ayudar a los demás había sido algo innato en ella desde siempre. Asegura que hacer este voluntariado le hace bien, sobre todo porque siente de vuelta la felicidad de estas personas. Y siempre llena ver que tu pequeña aportación ha servido para algo. También porque aprende muchas cosas nuevas y le permite abrir su mente. Y ella está dispuesta a eso, a aprender. 

Estás jubilada. ¿De qué has trabajado o cuál era la profesión que desempeñabas?

Yo he estado bastante tiempo trabajando en comedores escolares. Luego tuve la oportunidad de montarme una tienda, que era la ilusión que siempre tuve y luego ya me jubilé.

Me di cuenta la primera vez que entré al voluntariado que yo he hecho voluntariado toda mi vida sin darme cuenta. Quiero decir, en el colegio en el comedor, en el consejo escolar, hemos hecho muchas actividades. Voluntariamente a mi me apetecía y me gustaba el poder hacer diferentes actividades.

¿Cómo conociste la Asociación Atades?

Mi marido y yo lo conocimos a través de unos amigos que colaboraban allí. Mi marido se acercó primero a la asociación e hizo un acompañamiento con el voluntariado y profesionales y, cuando volvió a casa, me dijo que le había gustado mucho la experiencia. Así que decidimos apuntarnos los dos. Fuimos a la oficina, nos hicieron una entrevista y, desde entonces, estamos prestando nuestra ayuda.

Me parece un voluntariado muy importante. Hasta que yo no he entrado en este mundo no me he dado cuenta de la cantidad de cosas que se aprenden de estas personas. Son personas con discapacidad, pero también son personas con otras capacidades que pueden hacer muchas cosas, con apoyo o con acompañamiento, de manera que sean más visibles y más aceptados.

¿Qué servicios se ofrecen?

La Fundación tutela a estas personas con discapacidad. Están a cargo de todo, prácticamente. Fundat se encarga por ejemplo de llevar la economía de esas personas y en general, de gestionar todas sus necesidades para que queden cubiertas. Luego, se ponen en contacto con las personas voluntarias de Atades para que les ayudemos en todas sus necesidades. Básicamente, nuestro voluntariado es realizar el acompañamiento.

En Atades ayudáis a personas con diferentes discapacidades. ¿El cuidado es específico para cada tipo de discapacidad o no hay diferenciaciones por esa parte?

Sí, hay un cuidado específico. Por ejemplo, en una residencia que se llama Integra, hay un taller de arte y diseño. Ellos pintan y dibujan. Hace poquitos meses hicieron una exposición en un Museo que se llama Pablo Serrano en Zaragoza. Cada persona tiene una discapacidad diferente, pero ellos trabajan por desarrollar las capacidades que también tienen. Hay otras personas que tienen más discapacidad y entonces, por ejemplo, no pueden pintar. Pero en ese caso, hacen otras actividades como gimnasia o piscina.

Otras personas trabajan una jornada completa en una fábrica que hay aquí en Zaragoza haciendo cremas de verduras, mermeladas… Unas personas se encargan de cortar las verduras, de pelarlas, otras las embotan… Según la capacidad que tienen, van a un sitio o van a otro.

Atades principalmente trabaja por la integración de estas personas en la sociedad, porque son parte de la sociedad. Trabajan para que estas personas tengan su “trozito” que les corresponde, igual que a todos nos corresponde. Lo que se hace es reforzar las habilidades que tienen porque eso los lleva a normalizar la vida.

Además de este taller de arte y diseño, ¿qué otras actividades y tareas realizan?

Pues trabajan mucho también en la zona del huerto. Para Gardeniers, que es un proyecto ecosocial de Atades, hacen mermeladas, tomate frito, cremas de verduras… En otra de las residencias, hay personas que hacen juguetes, como por ejemplo puzles. Luego también, en Navidad, ponemos como un mercadillo en el centro de Zaragoza y vendemos cositas que han realizado en los diferentes talleres.

Hay unas oficinas donde hacen cursos de formación, les hacen un examen para ver qué grado de discapacidad tienen y ver qué actividades pueden realizar.

¿En qué les beneficia o qué les aporta realizar este tipo de talleres?

Yo creo que les ayuda mucho, porque hace que su cabeza esté en funcionamiento. A parte, también les ayuda a ellos a ser conscientes de que también son importantes y que ejercen un papel en la sociedad. Además, les sirve para relacionarse y para que vean que sí que pueden.

¿Cuáles son las principales necesidades que desean cubrir las personas con discapacidad intelectual que acuden a Atades? 

Pues entre muchas cosas, demandan muchísimo ocio. Y, de hecho, yo creo que es súper importante. Ahora han celebrado el 50 aniversario del Club Los Tigres. Dentro de este Club se realizan muchas actividades de ocio. Por ejemplo, las personas con discapacidad piden irse de campamentos, hacer excursiones, los sábados hacen baile, talleres, se socializan con los compañeros… Quieren divertirse y se lo pasan en grande.

No todo el mundo tiene la habilidad o la capacidad de tratar con personas con discapacidad intelectual. En este caso, ¿cómo debe ser la persona voluntaria en Atades? ¿Qué características debería tener?

Ser humana. Si tú estás dispuesta a ayudar a una persona con una discapacidad, adelante. Las personas tienen que estar dispuestas a ayudar, pero también a darle un poco de independencia, que a veces somos muy cuidadores y protectores. Hay que saber darles esa autonomía. Pero, la clave está en ser humano. Darte cuenta de que esa persona necesita ayuda y, posiblemente, tú puedas dársela.

¿Qué es lo que te enseña día a día hacer este voluntariado?

Me enseña a valorar. Muchas veces andamos tan deprisa que no nos damos cuenta de la suerte que tenemos.

¿Crees que estamos lejos de alcanzar la inclusión y la igualdad en este sentido?

Siempre intento ser positiva, así que yo creo que no. Porque veo avances. ¿A lo mejor podrían ser avances más grandes? Podrían serlo. Pero yo veo personas en Atades que están luchando. Quizás ellos encuentran barreras mayores, pero yo veo que están trabajando y están logrando muchas cosas.

Estas personas antes estaban escondidas. Cuando yo era muy pequeña escuchaba la frase de “esto es un castigo de Dios”. O también, antes a estas personas se les llamaba “subnormales”. Ahora lo han sustituido por “personas con discapacidad intelectual” o “con capacidades diferentes”. Yo creo que todo esto es el desconocimiento. El desconocimiento nos hace, a veces, ser muy atrevidos.

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