El cine social, protagonista de una noche de estrellas
Academia de Cine Español. Fotografía de David QuintanarPor Irene Ortiz
Los reencuentros siempre sacan sonrisas. Y más si son para celebrar. Aquella tarde, no solo llegaban personas bien ataviadas, sino, sobre todo, ojos brillantes. Un brillo que se reflectaba en los focos de luz y en las cámaras de fotos. Y todo, para darle una buena acogida a la XI Muestra de Corto Social que cada año organiza la Plataforma del Voluntariado de España en la Academia de Cine Español de Madrid. Una iniciativa que visibiliza, a través del cine, los problemas sociales que más acechan en la actualidad.
El jolgorio de la entrada se redujo al silencio impaciente en la sala de cine. A las 19:00 horas la periodista y cómica Pilar De Francisco rompía con la tan ansiada espera. Su desparpajo al hablar sacó más de una risa y distendió el ambiente hasta hacer, de aquella sala, el salón de casa. Buscar la complicidad en una noche de estrellas. Y no especialmente por las del cielo. Personalidades del mundo del cine, de lo social y de las administraciones se encontraban allí, haciendo posible este evento de sensibilización social. Al nivel incluso de los Goya, que, al final, entre un aplauso, esa noche acabó acuñándose como tal, como “los Goya de lo social”. Después de 11 años, no merecía otro nombre.
Luciano Poyato, presidente de la Plataforma del Voluntariado de España, tomó la palabra de Pilar para atraer una mirada más formal y comprometida. Recordar a los allí presentes la verdadera razón del acto, la lucha persistente del hoy. “La XI Muestra de Corto Social contribuye a denunciar desigualdades y ayuda a mostrar el contexto de muchas fragilidades que no se ven y que, por tanto, no importan”, afirmaba con rotundidad. Seguidamente, Paquita Sauquillo, subía al escenario para dar paso a las Danzaires, una entrega de premios que reconocen la labor comprometida de figuras del cine con la solidaridad. Pilar Palomero y Juan Diego Botto, los cineastas premiados, no asistieron presencialmente, pero sus palabras de agradecimiento se sintieron cercanas a través de dos vídeos mostrados en la gran pantalla.
La luz de los focos se apagó después. Y entonces la sala de cine se convirtió en lo que realmente era. Tras la introducción de los cortometrajes ganadores por Paquita Sauquillo, unas pequeñas palabras de agradecimiento de Adrián Ordóñez, director de “Todo va bien” que venía desde Málaga acompañado por su equipo, y un tímido saludo por parte de Ale Colilla, actor que protagoniza a Son en el corto con el mismo nombre, se dio paso a la proyección de las películas en el siguiente orden: “Tornar a casa”, de Ariadna Pastor; “Todo va bien”, de Adrián Ordóñez; “Son” de Marta Nieto; y “Tula” de Beatriz de Silva.
Emoción y sentimiento. Compasión. Aunque también tuvo lugar la risa. Porque a veces está permitido sacarle el “puntillo” a situaciones complicadas. El humor. Y es que el cine es un arte que permite esa flexibilidad y ese toque de gracia. No por eso el mensaje pierde potencial. De hecho, lo gana. La sala, que había completado el aforo, se despedía entre un fortísimo aplauso y un “hasta el año que viene”. Los ojos de las personas seguían brillando a la salida. Y es que hacer las cosas tan bien, siempre deja contento el corazón.
Fotografías de David Quintanar