No sé como empezar este mensaje de agradecimiento a todos los que estáis ahí, disponibles para todos nosotros y que hacéis una labor tan importante.
Yo sé que con mi testimonio quiero haceros saber que he venido muchas veces muy desolada… y cada vez que entro aquí (en la AECC) y os veo como se trabaja es una «inyección de energía». Al final lleváis razón, pasar por un momento de estos y superar cada ciclo de quimio, a eso que vosotras llamáis «vacuna preventiva», creo que vale la pena. Todavía me queda mucho, ahora empiezo otra fase de este tratamiento, y la afrontaré con la misma valentía y coraje como lo he hecho hasta ahora.
Una cosa muy importante es que he aprendido a amarme a mí misma, alimentar mi autoestima, todos los días me programo positivamente como si fuera un ordenador y sobre todo mis hijos y mi familia me han dado muchas alegrías sencillas que son las que me gustan, porque la vida es sencilla y así hay que vivirla.
He tenido un ritmo de bajas emocionales frecuentes, he llorado mucho, pero no he intentado maquillarlo, me he dejado ir libremente como hacen los niños… ¡y lo bien que te quedas después!…
He pasado un verano con mis pequeñas limitaciones, pero muy buenos, he mirado mucho el mar, el sol, la luna y he disfrutado del silencio (parece algo cursi, pero es así como lo siento…) y sólo quiero que este testimonio mío sirva para dar una gran energía, a la que inicia esta aventura, a veces dolorosa, pero que te hace ser diferente…. y además como dice una gran amiga mia. «que tu alma sea como un brillante, que a cada golpe que te den…. brilles con más fuerza».
Gracias a todos, un besazo.
Carta de Antonia García (Cartagena) publicada en La Verdad.
