“Aprender la lengua de signos me ha abierto un mundo nuevo”

Entrevista a Marta Amo, voluntaria con personas sordas.

Marta Amo acaba de terminar su grado universitario en Trabajo Social y antes de comenzar sus estudios no había tenido contacto con el entorno ni la cultura de las personas sordas. Como la mayoría, pensaba que la lengua de signos era un simple vehículo de comunicación ligado a una discapacidad. Desconocía que detrás de cada signo o expresión facial se esconde una cultura y una lengua tan rica y llena de vida como puede ser el francés o el alemán. Ahora, tras haber cursado un grado superior de interpretación de lengua signos española y haberse introducido en el universo de las personas sordas, lo tiene claro: “un nuevo mundo se ha abierto para mí”

¿Por qué decidiste estudiar lengua de signos?

Como futura trabajadora social me acerqué a la lengua de signos para dotarme de una herramienta que me diese más posibilidades laborales. Pero una vez me introduje en la comunidad me di cuenta de que es otro mundo, otra cultura que me ha enriquecido muchísimo.

¿De qué forma defiende la comunidad sorda su lengua y su cultura?

Tiene sus propias expresiones y su propia forma de percibir la realidad, aun estando en el mismo país, ellos desarrollan una nueva cultura al margen de la oral. Defienden y reivindican el biculturalismo y el bilingüismo alejándose del concepto de discapacidad.

¿Qué te ha aportado a ti el conocimiento de una nueva lengua?

Yo soy una persona muy tímida y siempre me ha dado mucho reparo exponerme ante un aforo. La lengua de signos me ha ayudado mucho a combatir estos miedos y me ha permitido dar con una nueva forma de expresión y comunicación de mis sentimientos y percepciones de la vida.

¿En qué consiste tu voluntariado en Fesorcam?

Participaba en los talleres de guardería que consistía en estar con niños con discapacidad auditiva haciendo juegos y talleres mientras sus padres recibían clases de lengua de signos. Por otra parte estaba también en un taller de lectoescritura con un joven extranjero sordo que al llegar a España se encontró con dos barreras lingüísticas y culturales, la propia del país y la de la comunidad sorda.

¿Qué te ha aportado este voluntariado?

En el día a día de muchas personas el voluntariado es muy importante para quien lo recibe y lo da. En mi caso necesario para mi desarrollo profesional como trabajadora social y para el mío personal, creo que el enriquecimiento que me llevo compensa todas las horas invertidas.

¿Qué dificultades te encontraste a la hora de aprender la lengua?

Pues realmente hay que tener en cuenta que necesitas un cambio de perspectiva porque no es como aprender otra lengua hablada tienes que utilizar estructuras muy diferentes a la lengua oral. Y entender que con un simple cambio del gesto se modifica totalmente el significado de lo que quieres decir.

¿Y cómo has introducido este nuevo conocimiento en tu vida diaria?

Dos años después de terminar el curso me he dado cuenta de que en cuanto paras de signar, lo pierdes así que trato de practicar todo lo que puedo. Me viene bien seguir conociendo a más personas que formen parte de la comunidad sorda (usuarias de la lengua de signos) porque cada uno tenemos nuestros recursos creativos y cada nueva conversación te aporta nuevas formas de expresión.

¿Con qué prejuicios tienen que lidiar las personas sordas?

En general, es un colectivo que está muy poco visibilizado. La sociedad desconoce que se trata de una cultura distinta, con sus formas de expresión y relación que no está pegada a la cultura oral. Esto es algo que no descubres hasta que no entras en esta comunidad y ves lo mucho que puedes enriquecerte.

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