18 colegios mayores y residencias de Salamanca se unen para promover el voluntariado

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La población universitaria es una de las más activas en el mundo del voluntariado. Por este motivo, colegios mayores y residencias de Salamanca se han unido en una plataforma para acercar a las y los jóvenes estudiantes proyectos en los que colaborar.

“Se trata de un proyecto piloto”, nos advierte Rosa Nieto, “todavía llevamos poco tiempo”. Es posible que parezca poco, pero poner de acuerdo a casi todos los colegios mayores y residencias de estudiantes católicos de una ciudad tan viva como Salamanca no parece poca cosa.

Rosa Nieto es subdirectora del colegio mayor Montellano. Cuenta que, hasta ahora, los colegios mayores y residencias sí que hacían cada uno reuniones y asesorías para promover que las personas que viven en estos centros realicen voluntariado.

“La novedad es que nos hemos puesto de acuerdo”, apunta. Lo hacen a través de CUDESA, la asociación de 18 colegios y residencias. Entre todos los centros cuentan más de 800 alumnas y alumnos.

Una de las actividades que de momento han organizado de forma conjunta es un Festival Solidario -que ya se había convocado en otras ocasiones- con juegos de mesa, deportes y otras actividades de ocio con las que recaudaron fondos para donarlos al proyecto de Casa del Sida de Cáritas.

Pero, la principal actividad convocada fue una reunión a la que asistieron 120 jóvenes en las que se presentaron siete proyectos de voluntariado en los que participar. AVIVA, Cáritas, ONCE y otras entidades participaron. Representantes de cada organización pudieron explicar las actividades y les  invitaron a tomar parte.

Noelia es una de las estudiantes que acudieron a la reunión informativa. Confiesa que siempre le había atraído el voluntariado pero no había dado el paso: “Era muy joven y mi padres lo veían arriesgado. Esto me animó. Es lo que faltaba para animarme. Fue ponérmelo más fácil”.

Noelia estuvo colaborando en un centro de atención a personas sin hogar. Por la noche, colaboraban en la preparación de las cenas y charlaban con las personas. “Ha cambiado mi idea“, declara, “pensaba que era gente más conflictiva, que no quería dejarse ayudar o que no querían salir de la calle”.

Ella ha tenido que hacer una pausa en su voluntariado por los estudios, pero espera regresar pronto. Comenta que, a su alrededor, bastantes personas le han preguntado por las actividades: “Gente que no se animó a ir a la primera reunión, se ha arrepentido. ¡Al final tienen como envidia!”, bromea y añade: “no se han atrevido a dar el paso y yo sí”.

Igual que Noelia, más estudiantes dieron el paso. “Al proyecto de AVIVA de actividades de tiempo libre con personas con discapacidad se apuntaron 34 jóvenes, ¡eran demasiados!”, comenta sorprendida Nieto. Sin bien es cierto, otros proyectos -como los de drogodependencias o personas sin hogar- no cuentan con tanta demanda.

Así pues, se marcan dos retos a partir de ahora: implicar a más organizaciones con proyectos atractivos para estos perfiles y movilizar también a residencias no religiosas para formar un proyecto común.

Fotos de algunas de las actividades:

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